El Ave Fénix del Sloppy Joe habanero

El Ave Fénix del Sloppy Joe habanero
Fecha de publicación: 
1 Abril 2018
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Esta fue una casa de comidas muy frecuentada en la década del 20 a 50 del pasado siglo, sobre todo artistas estadounidenses, de ahí su atractivo, pero hay muchos otros detalles que muchas personas desean conocer al respecto.

Ubicado en la calle Ánimas esquina a Zulueta, a una cuadra del céntrico Paseo del Prado (hoy Martí), el Bar Sloppy tiene una historia poco común.

Esa casa de bebidas abrió en 1917 y tiene su especie de par en Tampa, Cayo Hueso (Estados Unidos); esta última fundada en la década del 20, cuando el crack económico, y cuyo dueño se nombraba Joe Rusell, íntimo amigo del escritor estadounidense Ernest Hemingway.

Joe vino de España a Cuba en 1904; su nombre verdadero era R. José Abeal. Al llegar a esta isla trabajo como dependiente por tres años en un bar de las calles Galiano y Zanja, según reza en un folleto publicitario de la época.

Era un español aventurero, viajante en barco a New Orleans, Louisiana, después de abandonar su trabajo en La Habana. En los Estados Unidos continuó laborando como barman seis años y vivió en Miami.

Cuentan que en 1918 regresó a la capital cubana y consiguió trabajó como cantinero en el café Greasy Spoon (La Fonducha); seis meses más tarde decidió montar su propio negocio.

Pero existe una contradicción, pues algunos documentos señalan la apertura del Sloppy en 1917 y, sin embargo, el folleto promocional cuenta la llegada de José a Cuba en 1918, asuntos de leyendas.

La historia continuó cuando José, ya convertido en Joe por su estancia norteamericana, compró un supermercado desvencijado en la esquina que ocuparía su bar, pero resulta que el sitio era bien sucio, con encharques de agua.

Joe operaba el local como un almacén y recibió varias visitas de sus amigos del norte, quienes terminaron por embullarlo para que pusiera un bar y por las características del sitio le apodaron Sloppy Joe (Joe El Sucio o el encharcado). Al ibérico le gusto aquel apodo y lo empleó.

El Sloppy Joe's Bar de La Habana tenía poco color local, comentan algunos testigos de la época de su auge. Recuerdan el olor tan rico del lugar, la limpieza del local, olor a limón, a frescura.

Su signo más distintivo era que en las columnas estaban las fotos con firmas de artistas famosos o celebridades, en tránsito por el lugar: por ejemplo, Ava Gardner, el boxeador Joe Louis, el cantante Frank Sinatra, Errol Flynn, entre otros muchos.

Fernando G. Campoamor, periodista e historiador del ron, ya fallecido, comentó a este periodista que ese fue un bar de poco disfrute para los verdaderos bebedores de La Habana.

El y su amigo Hemingway compartían la barra del Floridita, unas cuadras más adelante, en la calle Obispo, también uno de los más renombrados, pero no el Sloppy, por tanto consideró que Hemingway visitó el de Tampa, pero no el de La Habana, pese a su fama.

Algunos documentos y estadísticas de los años 50, cuando al parecer eran los dueños Ríos y hermanos (sucesores de Joe), señalan al Sloppy como el de las más altas ventas de la ciudad, aunque los más concurridos seguían siendo otros como el propio Floridita cuadras arriba, aún abierto.

El Sloppy Joe de La Habana llegó a tener fama en toda América, una celebridad comparable con el Café Don Pedro Chicote de la Gran Vía madrileña, según opiniones de críticos de esos tiempos.

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