Arlenis Sierra, carisma, fuerza y talento en bicicleta

Arlenis Sierra, carisma, fuerza y talento en bicicleta
Fecha de publicación: 
27 Marzo 2018
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Aquella niña juguetona, a quien le gustaba subir a los árboles, poco a poco creció, y en los Juegos Panamericanos de Guadalajara (2011) hizo vibrar de emoción a todo un pueblo, con su medalla de oro en la ruta, cuando apenas tenía 18 años.

En la mente de muchos permanecen las imágenes de la joven escapada del pelotón, que llena de coraje resistió y entró a la meta envuelta en el manto de lo épico, cuando prácticamente era una desconocida en las carreteras internacionales.

Dueña del mejor resultado de todos los tiempos para una cubana en la ruta de los Juegos Olímpicos al ubicarse en el lugar 28 en Río de Janeiro (2016), Sierra Cañadilla tuvo un año 2017 de resultados sobresalientes, incluido el décimo puesto en la clasificación general del Giro de Italia, el segundo en la Semana Ciclística Valenciana y el primero en la Vuelta a Costa Rica.

Todo eso, unido a otros triunfos, la colocaron en el puesto 20 del ranking mundial de ruta, la mejor ubicada de América Latina, y la tercera del continente, solo detrás de las estadounidenses Coryn Rivera y Megan Guarnier, en lo que fue también la posición más sobresaliente de una antillana en la historia.

Con 25 años de edad, la carismática joven, oriunda de la ciudad costera de Manzanillo, en Granma, conversó con la Agencia Cubana de Noticias mediante la red social Facebook, sobre el actual tour mundial, su vida en el club  kazajo-italiano Astana Women’s Team, retos y sueños sobre pedales.

-¿Cuán difícil te ha resultado la adaptación al equipo y al sistema de competencia en Europa?, ¿Cuánto consideras que estás creciendo como atleta?

“El año pasado fue complicado para mí, pues por primera vez era contratada en el exterior, aquí encontré otra vida, personas y costumbres diferentes, otras atletas…, en general todo distinto. Al principio, cuando llegué, resultó más difícil, porque vivía sola en una casa, y debía hacerme mis cosas. Fue un choque duro.

“Para mí no es fácil estar mucho tiempo fuera de Cuba, por eso mi contrato aclara que puedo estar allá o en Italia en cualquier momento de la temporada.

“En el equipo, con las compañeras fue complicado también en el inicio, pero después me aceptaron de forma natural. En verdad son buenas, incluida una que me escribe siempre diciéndome que no me demore. Me siento querida por ellas, y eso me da confianza en todo”.

“Mi nivel ha crecido aquí, y lo debo seguir elevando, para que las carreras sean menos difíciles, pues a veces me parece estar compitiendo con hombres”, expresa quien aprendió a montar bicicleta a los cuatro años de edad, enseñada por su padre, José Sierra Rodríguez, en su tierra natal.

-Las primeras tres paradas del actual tour mundial fueron muy difíciles para ti… ¿Cuánto influyeron el frío y la lluvia?

“Las Copas del Mundo por lo general son extremadamente fuertes, pero en esta fecha las carreras se hacen más complicadas por el clima y el frío. En la primera, en Strade de Biachi, fue impresionante para mí. Pensé que el año anterior había sido duro, pero esta vez lo fue más, pues hubo cinco grados de temperatura y comenzó a llover 10 minutos antes de la carrera.

“Luego la temperatura siguió bajando… y uff fue demasiado fuerte. En la segunda, en Holanda, también llovió, pero después de dos kilómetros paró el agua, mucho trayecto fue por adoquines”.

“En la tercera, la lluvia helada  y el frío también hicieron lo suyo, con temperaturas entre dos y tres grados. Casi ni tenía fuerzas, pero logré terminar entre las 12 primeras”, dice quien no sabe definir cuál es su música preferida, pues le gusta el reguetón y también la romántica.

-¿Cuáles son tus propósitos más inmediatos y el sueño más grande en tu carrera?¿Qué puede pasar en los Centroamericanos de Barranquilla?

"Tengo muchas metas, las más grandes son lograr una medalla olímpica y ser campeona del mundo. Sé que será difícil, pero nada es imposible. No me sentiría totalmente inconforme si no lo consigo, pues me desempeño en cada carrera y en todo con mucho  amor, deseos y pensamiento positivo.

“Sobre los Centroamericanos, solo te aseguro que me esforzaré al máximo y lucharé, sin subestimar a las rivales”, asegura la multipremiada joven, a quien le encanta el arroz blanco con plátano frito maduro,  el huevo frito y el pollo en salsa.

-¿Cuál consideras que han sido tus competencias más difíciles? 

“Las más complicadas han sido la  de Strade de Bianchi, Fiandre y el Giro de Italia, sin dudas las más fuertes de mi vida hasta el momento”.

-¿Por qué te decidiste por la ruta, una prueba que implica mucho esfuerzo físico y riesgos?

“Desde niña, sabía que no sería velocista, por los resultados de los tests físicos. En las pruebas de velocidad siempre estaba entre las últimas. Actualmente, también me gustan los eventos en la pista, pero de distancia, pues para mí son más divertidos.

"Para eso Dios me mandó,  al menos eso creo, y le doy gracias. Cada vez que monto en la bicicleta salgo a disfrutar y luchar por el mejor resultado”, expresa quien habla con mucho cariño de sus progenitores, incluida la madre, Esperanza Cañadilla Paret.

-Llevas muchos años lejos de la familia. ¿Cuán difícil es eso? ¿Extrañas mucho a tus padres y otros familiares?

“Desgraciadamente, la vida te hace acostumbrar a muchas cosas. Desde los 12 años, estoy lejos de la familia. Actualmente, me paso casi todo el año de competencia en competencia, y solo puedo ir una o dos veces a verla, durante una o dos semanas como máximo en cada ocasión.

“Los extraño mucho a todos, y quisiera que estuvieran a mi lado. He pasado días difíciles, cuando su cercanía hubiese sido un bálsamo, como en momentos de lesiones y otras situaciones, en las cuales los he necesitado.

“Sé que algún día los tendré cerca. El tiempo no se recupera, pero trato de aprovechar las horas con ellos lo más posible.

“Siempre lucho por lo que quiero hasta conseguirlo, y, créame, lo hago desde hace mucho tiempo”, dice quien en el momento de este diálogo descansaba, luego de un entrenamiento.

Así concluye Arlenis, amante de las frutas y especialmente del mango y las guayabas verdes, quien manifiesta que prácticamente no tiene anécdotas de su infancia, porque su existencia ha estado demasiado relacionada con los pedales y las carreras.

“La verdad es que no imagino mi vida sin el ciclismo”, agrega quien dice ser algo aburrida en el poco tiempo libre, cuando prefiere ver novelas, hacer “chiquilladas” con sus amigas, limpiar, lavar y acomodar.

Definida por sus padres como una excelente hija, amorosa y alegre, seguramente Arlenis, la niña de Manzanillo, la deportista repleta de voluntad, seguirá conquistando éxitos con su carisma, constancia y talento en bicicleta, para orgullo de todo un pueblo. 

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