Alemania: Merkel, con dificultad

Alemania: Merkel, con dificultad
Fecha de publicación: 
13 Marzo 2018
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Pero ahí está, resurgiendo como el Ave Fénix, luego que las elecciones generales alemanas devengaran la disminución de los adeptos a su partido de derecha Unión Cristiano-Demócrata (CDU), así como al opositor socialdemócrata  (SPD) y el crecimiento de las agrupaciones más pequeñas, la mayoría con tendencias ultraderechistas, xenófobas y antiinmigrantes.

Este será, repito, el cuarto y lo que se considera último mandato de Merkel, para lo cual tuvo que apelar a sus oponentes socialdemócratas, luego que el 66% de sus afiliados dieran el sí a una alianza con la “eterna” Canciller.

No obstante ser Alemania el país más estable económicamente de los integrantes de la Unión Europea y ser el principal poder a consultar en esa entidad, gracias, sin dudas, al liderazgo de Merkel, el electorado demostró su inconformidad con los grandes partidos CDU y SPD, que obtuvieron baja votación, 32% y 20%, respectivamente,  este último el peor de su historia.

Y es que los tiempos cambian.  Desde la fundación de la República Federal en 1949, siempre uno de los dos partidos principales buscaba un socio cuando no podía gobernar solo. Eso era suficiente. Durante doce años la situación fue muy predecible. Ángela Merkel era la canciller y lo demás importaba poco al resto del mundo.

Con la entrada del partido de ultraderecha  AfD en el Parlamento alemán, terminó esta forma cómoda de hacer política. Los grandes partidos son cada vez más pequeños; los pequeños, cada vez más grandes. Y así, la formación de gobierno  es cada vez más complicada.

El AfD ya se ha convertdo en la tercera fuerza política alemana, con más del 13% de los votos, por encima de los liberales (PLD), quienes apenas obtuvieron un 10%, en tanto otras agrupaciones pequeñas, como Los Verdes repuntó a más de un 9%, al igual que los poscomunistas de La Izquierda, que también aumentó su votación.

Un panorama político dividido indica que Merkel no tendrá un camino fácil, por lo que prometió rescatar a ex adeptos que ahora son de la ultraderecha.

COMPLEJIDAD

En cuanto a los socialdemócratas, de capa caída, el fracaso de su líder de poca duración Martin Schultz  para obtener la cartera de Relaciones Exteriores, lo hizo renunciar y facilitó el camino para la adhesión al gobierno de coalición.

Esta nueva y compleja situación es un reflejo de lo que está sucediendo en Alemania, ya que, como indicamos, los dos grandes partidos de masas han decepcionado tanto a su electorado que este opta por radicalismos, principalmente de derecha.

Los antiguos grandes partidos no tienen argumentos políticos para responder a los temores de muchos alemanes, quienes sienten que sus condiciones de vida empeoran. No tienen respuestas para cuestiones como la globalización, la integración y el encaje de la identidad.

Y en la política exterior no está claro qué papel quiere jugar Alemania en el mundo de Trump, Putin y Xi Jinping. Ni qué significa en última instancia asumir mayores responsabilidades en la política exterior y de defensa de la Unión Europea.

Como sucede en otras naciones donde se trata de aparentar una democracia que no existe, en la otrora tranquila y próspera Alemania  en detrimento de muchos, por lo cual el desencanto lleva a la desesperación en disímiles aspectos.

O sea, los políticos ya no son tan escuchados, porque no atienden las preocupaciones del ciudadano común, quien tiende a caer en nacionalismos extremos, haciéndolos resurgir, y de ahí la fortaleza de las entidades fascistas y el  evidente poder del AfD.

Analistas locales coincden en que para salvar el establishment y la posición de Alemania en el mundo, la derecha de Merkel y los centristas socialdemócratas deben encontrar ahora la manera de ser capaces de expresar sus diferencias, (a pesar del acuerdo para formare gobierno),  porque sólo perfiles políticos bien definidos y diferenciables podrán detener la deriva de los votantes hacia los extremos.

El temor a dirigirse a las masas, considerados por ello como un “público equivocado”, por su rebeldía e inconformidad, podría hacer caer a ambas entidades mayoritaria, incluso antes de las elecciones del 2021, ante un  mayor auge fascista.

Recordemos que en la década del 20 del siglo pasado  la equivocada política de los socialdemócratas, la corrupción , pobreza y abandono de los intereses de la mayoría ciudadana facilitó el ascenso del nacionalsocialismo y de Adolfo Hitler al poder, con los resultados que todos conocemos.

Independientemente de lo que representa Alemania, baluarte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y aliado cercano de Estados Unidos, el auge de la ultraderecha no favorece a nadie.

El político de los Verdes Cem Ozdemir fue uno de los primeros en demostrar en un discurso fulminante cómo lidiar con el odio y la exclusión. Hijo de inmigrantes turcos, demostró que el amor a la patria y el orgullo por ser alemán no tienen por qué ser entendidos exclusivamente como conceptos de oscuras épocas pasadas. Por el contrario, pueden ser un impulso que ayude a construir la sociedad plural y libre que él cree que Alemania representa. Y ese tipo de argumento muy raro, se ha hecho necesario en un Parlamento cada vez más de derecha. Veamos lo que hará Merkel., Canciller por cuarta vez, con dificultad.

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