Libros impresos: ¡Y yo pensaba que habían muerto….!

Es joven, pero lee, y utilizo esta conjunción adversativa porque el desarrollo de las nuevas tecnologías trajo consigo la preferencia por las pantallas de las computadoras, los teléfonos celulares y los tablets. De esta manera, muchos le auguraban una “muerte” acelerada a los libros, las revistas y los periódicos impresos.

Él se llama Dennis Mourdoch, y además de leer, escribe. Un día descubrió esa pasión y, aunque no cambia el ruido ensordecedor de la planta mecánica donde trabaja, se distrae con las propias historias que teje alrededor de un suceso, un personaje o una simple eventualidad. Todo con ciertos aires de ciencia ficción.

Ahora —al fin y al cabo nativo digital— ha colocado en Facebook, esta simple frase acompañada de una imagen sugerente (una lupa), que delata su afición por la lectura: “Búsqueda y captura de buenos títulos para esta feria”.

Meses atrás, una periodista cubana de visita en los Estados Unidos publicó también en las redes sociales algo que guardé, precisamente, para este momento. Aquí reflejo parte de la “conversación” que me confirmó la buena salud de los textos en formato de papel.  

Ella dijo: “El libro Mas allá del invierno, de la reconocida escritora chilena Isabel Allende, fue para mí en un momento, el título inalcanzable (no me gusta leer en digital).

Aún cuando en formato digital casi todo se encuentre, muchos lectores siguen prefiendo la letra impresa, hojear un libro puede ser un placer.

“Había leído desde Cuba una serie de artículos sobre su primera presentación en Madrid, España, y me fascinó el tema, basado en la emigración, la solidaridad y el amor. Soy seguidora de la Allende desde hace mucho tiempo, cuando La casa de los espíritus me atrapó y no tuve ya más que seguir los recovecos por donde venían sus libros. Ayer por la noche, en una librería de lectura, lo tuve en mis manos y lo hojeé hasta donde pude (…)  este título, ahora atrae la crítica de varios medios en el mundo. Iré detrás, sin ninguna duda, de Mas allá del invierno.

Ese fue solo el pie forzado para que luego otras opiniones se desataran y dejaran entrever lo que siempre he pensado: “los libros no morirán nunca, al menos por ahora”.

“Oye, ¿lo tienes? Si es así... bueno, ¿me lo prestas?”. “Estuve buscando en la internet y solo hallé un tímido comentario con referencias a sus palabras de presentación. Algo así como que trataba su amor y nuevo matrimonio en la tercera edad, cuando no lo advertía. Este lo busco y me gustaría leerlo”. “La lectura es un pasatiempos que nos nutre a todos, incluso disfruto de un libro lo mismo que de un manjar apetitoso. Y esta es una de mis escritoras, tengo que leer ese amiga, gracias por compartirlo, y tú ¿ya lo tienes a la mano?”

Estos fueron algunos de los comentarios que leí en Facebook sobre el último título de la Allende y después le sucedieron criterios sobre otras obras suyas, opiniones que en su momento también compartí.

Ahora, a propósito del comienzo de la Feria del Libro, abundan reseñas e informaciones sobre nuevas y atractivas publicaciones, tal es el caso de Escrito desde el banquillo, diario de René González Sehwerert, Héroe de la República de Cuba, u otros títulos que se reeditan, como Reto a la Soledad, de Orlando Cardoso Villavicencio, el cual recibiera en una ocasión el premio que otorgan los lectores.

La Feria del Libro, el acontecimiento cultural más importante del país. Comienza en La Habana, luego se extiende a todas las provincias.

 
Todo eso subraya el hecho de que la letra entintada aún no ha pasado de moda. Yo le auguro muchísimos años más, aunque la internet cobre vida en cada rinconcito del planeta. Nada resulta tan grato como disfrutar de un buen libro; lo mismo en la azotea de la casa, acostados, o sentados bajo la sombra de un árbol. Lectores o no, ¿quiénes no se han sentido atrapados por la trama de una historia escrita con pasión alguna? ¡Deseémosle a los libros toda la salud del mundo!