DE CUBA, SU GENTE: Mi alma tiene sed de Dios, pero del Dios vivo

El esposo de la mujer casada con la que Ernesto se acuesta acaba de invitarlo a que cene con él esta noche.

Ernesto me toca la puerta para preguntarme si me parece buena idea.

Se llama Ernesto, es cristiano y tiene 34 años recién cumplidos. Me cuenta lo que sintió cuando la pareja de su amante los sorprendió a los dos en la cama, desnudos.

—Como un tieso se secó mi vigor y mi lengua se pegó a mi paladar y se me adentró el polvo de la muerte; oh, mi Dios —me recita un salmo; luego pregunta— ¿Tú crees, Diana, que si voy me envenenen la comida, o peor, que no llegue nunca a comer, que me esperen en la entrada de la casa dos tipos con capucha y me incineren en algún sitio de San Miguel del Padrón?

—¿Qué tienes en contra de San Miguel del Padrón?

—¿Estamos hablando de municipios ahora?

—Ernesto —le he dicho—, la vida puede sorprenderte si la dejas. Deja a un lado las ideas preconcebidas que tienes sobre las personas. Deja que la vida te sorprenda. ¿Puedes hacer eso por ti mismo?

Me dio las gracias y se marchó a su cena. Y yo me senté a escribir estas líneas.

Diana Castaños (La Habana, 1986). Licenciada en Periodismo. Graduada del Centro de Promoción Literaria Onelio Jorge Cardoso. Escritora de guiones infantiles para radio. Premio de Periodismo 26 de Julio en 2008. Ha obtenido el Premio Calendario 2016 por No hay tiempo para festejos, el Premio Memoria 2016 por Lo blanco más allá de la luz y el Premio Pinos Nuevos 2016 por Josefina. Es miembro de la AHS.