MIRAR(NOS): Abandono físico: una idea

La imagen mental debe ser entonces la culpable de que nadie piense en la tristeza y el abandono que puede sufrir alguien, incluso dentro de la misma casa y en las circunstancias de siempre. Los especialistas sugieren que se produce cuando no estás 200% (ni siquiera un 50) conectado con las personas importantes para ti.

En español de Cervantes, nadie ignora las necesidades de conexión con los demás. Diríase que es un asunto global. A todos nos cuadra un mundo el hecho de encajar en el trabajo, en la casa, en la nueva relación. Pero desearlo mucho no siempre es sinónimo de que ocurra. De hecho, casi nunca lo es.

Poner en balance nuestras necesidades espirituales antes de que llegue el próximo año es mi sugerencia de este viernes. Lo recomiendo, especialmente, porque existe una gran diferencia respecto a la intensidad de dichas necesidades, de modo que lo que es de suma importancia para uno, puede no serlo tanto para otro.

Siempre he creído que la comunicación articulada nos separa de los animales. Ellos también tienen su forma de entendimiento, pero hablar… no he sabido del primer calamar que lo haga.

Dicen que uno se vuelve esclavo de lo que calla. ¡Qué pena de servidumbre!

Guardar un secreto es una cosa, pero esconder un sentimiento ya es otro acorde. Incluso los negativos hay que exteriorizarlos, sacarlos a la luz solar para que se desintegren, se carbonicen, se desaparezcan de una vez. Porque lo que uno calla, digo, corroe, carcome y, al contrario del vino, mientras más añejo, un dolor interno… peor.

¿Qué sé yo? Desde que el mundo es mundo, han existido los inconformes, pero no deben confundirse con los sinceros, los que se niegan a que se oculte el sol con un asunto dando vueltas, y menos si la solución es tan simple como hilvanar unas cuantas ideas coherentes y soltar las amarras.

No hay poesía tan simple como respirar. A veces el abandono físico es una idea que te has hecho, un simple estado mental.