OPINIÓN: La burbuja de Facebook

OPINIÓN: La burbuja de Facebook
Fecha de publicación: 
4 Junio 2012
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Los grandes jugadores de ese enorme e impredecible casino que es Wall Street, echaron a rodar la bola de Facebook. Los tres bancos inversores que dirigieron la colocación de las acciones en la bolsa de la mayor red social del mundo, hicieron hasta lo imposible para que estas tuvieran un elevado precio inicial. Pocos ganaron miles de millones de dólares con esa operación; mientras otros todavía lamentan la rápida explosión de la burbuja de Facebook.

Durante mucho tiempo se esperó la entrada de Facebook en el índice Nasdaq. Esa impaciencia era comprensible, porque cuando otros puntocom sociales, como LinkedIn, Groupon, Zynga y Pandora optaron por llegar a Wall Street, el interés de grandes y medianos inversores fue enorme.

Antes del movimiento de Facebook hubo, como es usual, una enorme campaña publicitaria.  Además, la compañía que dirige Mark Zuckenberg, dio a conocer las cifras oficiales que le había entregado a la Comisión de Valores de EE.UU. En esa documentación, Facebook reconoció ingresos estimados, en 2011, en más de cuatro mil millones de dólares  y beneficios cercanos a los mil millones.

Todo esto se combinó para que las 421 millones de acciones de Facebook que se pusieron en venta cotizaran, el día inicial, a 38 dólares. De esta manera, la valoración de partida de la red social fue superior, en casi cien veces, a sus ingresos en el primer trimestre de 2012. No fue difícil identificar a los principales beneficiarios del movimiento bursátil, pues todos ellos son reconocidos por sus enormes fortunas; pero, el lado de los perdedores, es decir, el de los que compraron las acciones a ese precio inflado, casi nunca tuvo un rostro identificable.

El presidente de Facebook, Mark Zuckenberg fue de los que decidió vender un pequeño porcentaje de su participación en la red social. Las ganancias de ese primer día fueron espectaculares, porque agregó casi mil millones de dólares a su fortuna personal y se convirtió en el segundo hombre más rico de EE.UU., solo superado por el fundador de Microsoft, Bill Gates.

La lista de “ganadores” no es muy amplia e incluye a poderosas empresas como Accel Partners, Tiger Global Management; también a empresarios como el multimillonario ruso Yuri Milner y el cofundador de PayPal, Peter Thiel. Además, los tres bancos que trabajaron en la colocación de las acciones, Morgan Stanley, Goldman Sachs y JPMorgan recibieron importantes ingresos.

El frenesí de los millones de dólares duró poco tiempo. Las acciones de Facebook descendieron en pocas horas e incluso estuvieron cerca de caer de los 30 dólares. Por tanto, los que compraron a precios tan altos sufrieron cuantiosas pérdidas. Las críticas no se hicieron esperar, especialmente sobre los tres bancos colocadores, ya que trataron de inflar, cuanto fuera posible, la burbuja de Facebook, para recibir mayores comisiones por cada venta de acción.

Al darse cuenta del fiasco bursátil, varios inversores acusaron a estos tres bancos, ante tribunales norteamericanos, por el mal manejo de los datos económicos. Ellos consideran que las entidades financieras optaron por no dar a conocer una revisión en la que se reconocía una probable baja en los ingresos por publicidad de la red social. Si hubieran socializado esa información, de seguro las acciones nunca habrían alcanzado un precio muy elevado.

El modelo de negocio de Facebook se basa en la publicidad. La red social “pone a disposición” de los anunciantes un mercado potencial de 845 millones de usuarios, muy bien segmentado por países y preferencias; sin embargo, ese modelo también ha fallado. Los primeros ejemplos de desconfianza han llegado de grandes compañías. Por ejemplo, General Motors decidió interrumpir la publicación de anuncios pagados en Facebook, porque dudaba de la efectividad de los mismos; mientras, la cadena Gap y la boutique J.C. Penney cerraron las tiendas virtuales que habían abierto en la red social.

A pesar de las críticas, ninguna de esas empresas renunció a sus páginas en Facebook —gratuitas— porque parece imponerse un criterio compartido por no pocos: la red social funciona para socializar información de todo tipo; pero no es un centro comercial.

Los problemas generados por la salida a bolsa de Facebook volvieron a demostrar una preocupante realidad: la burbuja financiera, esa que terminan pagando no precisamente los más ricos, continúa estallando. La falta de transparencia alrededor de la mayor red social provocó el escándalo más reciente; aunque, probablemente, no será el último.

Tomado de La Jiribilla

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