Matar a Jesús gana Glauber Rocha en festival de cine latinoamericano

Auspiciado por la Agencia Informativa Latinoamericana de Noticias Prensa Latina, el jurado destacó la manera original y conmovedora de abordar los conflictos generados por la violencia y los traumas que esta puede ocasionar en sus víctimas, desde una perspectiva social, psicológica y humanista.

También, elogió la excelente dirección, producción, fotografía y la calidad de las actuaciones de Natasha Jaramillo y Giovanny Rodríguez, así como los planos seleccionados para conducir al espectador entre el riesgo, la marginalidad y la belleza de la ciudad de Medellín, durante la obra cinematográfica.

Al fundamentar el fallo, el jurado tuvo en cuenta los recursos expresivos del cine en función de un guión desenfadado pero valiente que refleja una realidad no solo colombiana sino común en varios países del continente americano.

Valoró por igual el modo de exponer las muertes por encargo, la indolencia oficial, los múltiples asesinatos sin resolver, la criminalidad, la corrupción, el uso de terceros para cometer actos criminales y, en especial, de jóvenes a modo de gatillos.

La obra, inspirada en la vida de su directora, narra la historia de Paula (interpretada por Jaramillo) quien presencia el asesinato de su padre en Medellín y decide tomar por su cuenta la justicia ante la poca atención de las autoridades oficiales.

El desarrollo de la trama genera múltiples preguntas en torno a conflictos morales, el sentido de la violencia y la venganza, cuyo círculo la protagonista del filme decide romper, al menos por su parte, y luego de debatirse entre lógicos sentimientos de repulsión y resentimiento.

A su vez, la directora y guionista tuvo el acierto de no concentrar su obra en la venganza sino en un intento de comprensión de disímiles realidades de las personas que emplean la violencia como medio de trabajo, subsistencia o poder, y también sirven de instrumento a los intereses de otros.

Tales intereses muchas veces demandan y generan violencia, este es uno de los serios problemas que golpea la vida ahora mismo en Latinoamérica.

El jurado de este premio colateral estuvo presidido por Martha Sánchez (Prensa Latina) y Alain Valdés (Semanario Orbe) y lo integraron los corresponsales Francisco Forteza (ANSA), Reny Martínez (revista Danzahoy), Yanisbel Peña (Havana Reporter) y Yaimí Ravelo (Resumen Latinoamericano).

Por otra parte, este tribunal decidió otorgar una mención a La película de mi vida, del brasileño Selton Melo, en virtud de su nivel de realización y el estilo que recuerda al Cinema Nôvo pues retoma un lenguaje que se ha ido perdiendo en la cinematografía de ese país.

Además, refleja problemas vigentes tanto en Brasil como en otras naciones del continente, y sobresalen, por su elevada calidad, las actuaciones, la fotografía y la factura de la obra en general.

Instituido en 1985 con el objetivo de estimular el movimiento del nuevo cine latinoamericano, que irrumpió con singular fuerza en la década del 60 del pasado siglo, la distinción se confiere al largometraje de ficción que exprese, con rigor y autenticidad artísticos, la realidad social de América Latina.

Dedicado a recordar la figura del cineasta brasileño Glauber Rocha, el galardón se concedió por primera vez en 1985 al argentino Fernando Birri por el conjunto de su obra.

Desde su fundación ha recaído en títulos como La hora de la estrella, de Suzana Amaral (Brasil), La boca del lobo, de Francisco Lombardi (Perú), Amores perros, de Alejandro González Iñárritu (México) y Una casa con vista al mar, de Alberto Arvelo (Venezuela), entre otros.

En la edición anterior, lo conquistó la película Relatos Salvajes, de Damián Szifrón (Argentina).