El nuevo reto de Gretel

El nuevo reto de Gretel
Fecha de publicación: 
11 Diciembre 2017
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Jaimanitas es una comunidad habanera que tiene muchas cosas: a conveniencia, pasa de humilde poblado de pescadores a residencial zona turística. Una playa. Un río que le da nombre. Una historia de aborígenes que la habitaron. Un policlínico. Dos escuelas. Obreros. Militares. Cristianos. Una esquina para las ofrendas de santería. Un artista que hace de las casas obras de arte. Un pelotero de Industriales. Una migración creciente desde otras provincias. Un cine que no funciona, sede del concierto #75 de Silvio por los barrios. Un recuerdo de Fidel hecho gimnasio biosaludable. Y, desde ahora, Jaimanitas también posee una delegada de 24 años.

Gretel Fuentes Nieto tiene mi edad. Estudiamos juntas en la escuelita del callejón. Vivimos relativamente cerca. Transitamos caminos distintos que convergen, quizás, en el apego al reparto que nos ha visto crecer. Este domingo, durante la segunda vuelta electoral, ha sido elegida por 1 172 ciudadanos (54,5% del total de votos). Y yo tendré que acostumbrarme a que durante un período, ella será quien me represente.

Reconozco que no sabía si con mi voto le ofrecía un beneficio. ¿Hasta qué punto es positivo para una abogada joven aventurarse en el mundo de la política? ¿Tendrá la suficiente madurez para afrontar las situaciones de una comunidad tan dispar? Sobre todo, ¿contará con la perseverancia de insistir una y otra vez, de hacer escuchar la voz de la gente en instituciones que muchas veces hacen oídos sordos?

Pero hubo algo claro que contribuyó a decidirme, y aunque no fue mi primera opción, en la segunda vuelta coloqué una cruz al lado de su nombre. Gretel asevera que ser delegada para ella constituye un honor. Y de tan martiana que soy, me viene a la mente eso de que «la patria es ara, no pedestal», e imagino que sabe (porque lo ha visto durante sus 24 años) la responsabilidad que conlleva su resolución. Entonces siento que, ante tal valentía, debería admirarla.

Sin caer en la insensatez de afirmar que todo depende de ella, sí es, sin dudas, quien en primera instancia tiene el poder de mediar entre los ciudadanos y las autoridades relacionadas con la comunidad. Estriba entonces en su capacidad para gestionar soluciones diarias, en cómo sea capaz de desenvolverse en continuos quehaceres, en la empatía y complicidad que logre entre los electores; la efectividad de su período como delegada de circunscripción.

Tener una persona joven dispuesta a representarnos habla sobremanera de la conciencia política e histórica de una generación que ha nacido privada, entre muchas otras cosas, del pasado previo a la Revolución y a sus primeros años de euforia. Incluso así, esa generación comienza a aligerar la carga que llevan las anteriores, empoderándose y siendo protagonista del proceso escalonado que caracteriza una sociedad irreversiblemente socialista.

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