MIRAR(NOS): Lo que no dices

Casi siempre, en pareja resulta menos complejo el asunto de engrandecer las cualidades del otro. Porque te sientes bien haciéndolo, en la autocomplacencia está el detalle. Egoístas como somos no nos importara tanto el bienestar del otro si no fuera porque cuando se ama hay que dar todo, también palabras.

Pero es probable que te pierdas en una mirada, más que probable, perfectamente entendible que encuentres sosiego mirándote en los ojos del otro… sin embargo las palabras son necesarias porque el silencio es incómodo aunque, hasta en la radio cobra significado.

De mi parte procuro medir cada una, consciente de la impronta y el legado que podría dejar en la otra parte. Prometer, por ejemplo se ha convertido en un asunto que se toma a la ligera. No debiera ser así porque, aunque me tilden de vieja, concedo mucho prestigio a la palabra empeñada.

“El que calla, es esclavo de lo que guarda”. De todas las esclavitudes posibles, esclavo de un secreto debe ser la peor de todas. No lo digo por mi condición de periodista y la fama consiguiente de “hablar hasta por los codos”. Conozco personas en este mundillo que son lerdas en expresión oral y se desahogan en un blog o una crónica diaria, semanal o bimensual.

Aterrizando más en el tema de las parejas. Le invito a que hagamos un ejercicio junto. Si su conexión es buena goglee “las cosas que las parejas no se dicen”. Asombrosamente, aparecerán 19, 800, 000 resultados en 0.45 segundos.

No voy a hacerles el cuentecito de lo que desglosa cada página. En primer lugar porque no creo que exista un manual estricto sobre lo que debes decir y lo que no. Cada quien es adulto y en consecuencia, absolutamente consciente de sus actos y por supuesto, de sus palabras.

Algo si le digo, aunque le agobie el día a día o el ensanchamiento del agujero en la capa de ozono… guarde unos minutos para hacer sentir, mediante la palabra, bien a su pareja. ¿La forma? Usted la conoce mejor que yo.