Los niños cubanos y sus visiones sobre la tolerancia en la XI Bienal

Los niños cubanos y sus visiones sobre la tolerancia en la XI Bienal
Fecha de publicación: 
31 Mayo 2012
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Misivas de paz, amor, contra la guerra, el racismo y las diferencias sociales, pintaron 500 niños y jóvenes cubanos partícipes del proyecto Barco de la tolerancia, que trajo a La Habana, a la mayor fiesta de las artes visuales, a los artistas ruso-estadounidenses Ilya y Emilia Kabakov.

Es La Habana la sexta ciudad donde ancla esta iniciativa artístico-pedagógica de los Kabakov, que debutó en 2005 en el desierto de Siwa, Egipto, y cuatro años después continuó su travesía por Venecia, Italia, Miami, Estados Unidos, St. Moritz, Suiza y Sharjah, en los Emiratos Árabes Unidos.

El performance, uno de los 10 proyectos colectivos inscritos en la bienal habanera, incluyó un taller didáctico impartido por instructores de arte para conocer el significado de la palabra tolerancia, el valor de las diferentes culturas y el respeto a otras razas e ideales.

A partir del trabajo educativo y durante las tres semanas previas de la inauguración oficial del encuentro, esos grupos poblacionales de las aulas museo y los talleres vocacionales del centro histórico, pintaron sus visiones sobre este concepto.

Las velas de la nave de madera son un partchwork, que eleva los mensajes reflejados por los niños en sus telas. La construcción del barco en tierras cubanas también formó parte del performence de los Kabakov.

A su ensamblaje y montaje se sumaron jóvenes carpinteros de la Escuela de oficios Gaspar Menchor de Jovellanos, que lleva adelante la restauración de La Habana colonial.

Ellos unieron sus experiencias a colegas del Manchester Collage de Reino Unido, bajo la tutela de David Harold, para imprimirles un sello de cubanía a la embarcación instalada en el jardín del Castillo de la Fuerza, frente a la bahía habanera.

En sus pinturas apreciamos que conocen el significado de la palabra tolerancia. Aprendieron y tomaron experiencias, destacó en la apertura Emilia Kabakov, instantes antes de izar sus velas con 150 dibujos seleccionados.

Ustedes comprendieron el valor de ese sentimiento. Hicieron un trabajo maravilloso, dijo.

Pinté dos hombres, uno blanco y otro negro, detrás de ellos los alumbra el sol, describió a Prensa Latina la niña de nueve años Anni García, de la escuela primaria René Fraga Moreno.

Quiero que todos entiendan que no debe existir el racismo, no debemos rechazar a otros por el color de su piel, señaló.

Su compañera de curso, Katerine Viviane, dibujó un arcoiris, y en mayúscula la palabra PAZ. Es necesario acabar con la guerra, no hay que invadir a otros. Todos debemos vivir en paz, enfatizó.

Sofía López, estudiante de secundaria, pintó una mariposa de varios colores y dos niños. En su mensaje, destacó a Prensa Latina, todos en el del mundo debemos estar unidos.

Tenemos derecho a expresarnos y debemos luchar por aquellos que no pueden ir a la escuela y trabajan en vez de estar en un aula, subrayó.

Interrogada sobre la importancia del proyecto de los Kabakov, destacó que durante las semanas de trabajo los niños se sintieron muy felices. Todos entendimos qué es tolerancia, el significado de tener paciencia entre los seres humanos y saber perdonar para en un futuro ser todos dichosos.

Considerados por la crítica especializada internacional entre los 10 artistas vivos más importantes y precursores de la instalación en la década de los años 80 del anterior siglo, los Kabakov con su Barco de la tolerancia no solo recorren el mundo con sus propuestas mediante el pincel y los colores.

También tienden puentes musicales. A La Habana trajeron estudiantes del Colegio de música y arte de LaGuardia High School, de Nueva York e integrantes de la Sinfónica Juvenil de esa ciudad estadounidense.

A sus colegas de varias escuelas de música de la isla y otros miembros de la Fundación Spivakov de Moscú se unieron para ofrecer un espectáculo único, que abarrotó el Oratorio San Felipe Neri, del centro histórico habanero.

Piezas de la música clásica internacional, del repertorio de Cuba y de Nueva Orleans, la cuna del jazz, fueron ejecutadas por los estudiantes.

El público ovacionó el dúo de la pianista rusa Dina Ivanova, acompañada del oboísta estadounidense Artemiy Cholokyan, quienes interpretaron el Latin-american dance, del compositor Igor Frolov.

Uno de los momentos significativos fue la ejecución del cuarteto de cuerdas, a cargo de los violinistas Joseph Morag y Ausar Amon, el chellista Jake Taylor y el ejecutor de la viola Cristian Barros, con su Adagio-allegro Vivace, de la String quarter no.2, de Félix Mendelssohn (1809-1847).

El público premió además con un aplauso cerrado al joven saxofonista cubano Santiago Ceballos por su versión de Rhapsody in Blue, de George Gershwin.

Como colofón del concierto, los asistentes disfrutaron del Ensamble creado para la ocasión, que aunó a todos los músicos bajo la batuta de Noila Ortega, para interpretar La bella cubana, de José White.

La iniciativa educativa-conceptual de los Kabakov estará en La Habana hasta que llegue a su fin el próximo día 11 de junio la cita de las artes visuales. Después continuará su rumbo por otros puntos del planeta.

Este proyecto itinerante, como destacó a Prensa Latina el embajador de Rusia, Mijail Kaminin, es vital para que los jóvenes de hoy entiendan ese término.

Sin tolerancia, enfatizó, no podremos garantizar la seguridad que necesita el mundo actual.

No podemos ser intolerantes en la esfera religiosa, ni en la política. Solo con la tolerancia encontraremos fuerza entre los diferentes países del mundo para buscar las soluciones conjuntas de los problemas que hoy enfrentamos, resaltó.

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