Paulo FG y la Élite, 25 años de cubanía y sabor (+ Video)

Paulo FG y la Élite, 25 años de cubanía y sabor (+ Video)
Fecha de publicación: 
3 Diciembre 2017
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Un cuarto de siglo se dice rápido, pero para una orquesta como la Élite incluye varias generaciones de bailadores, muchas horas de trabajo y una responsabilidad inmensa con el público y con la música cubana: la consagración y el compromiso que van de la mano. Por eso la fiesta de Paulito FG y su Élite es de todos los que lo hemos seguido desde aquel muchachito ágil y carismático que debatía a ritmo de salsa con Manolín, hasta el músico maduro, y no menos carismático, que hoy enseña y deja su impronta en las nuevas generaciones.

Paulo Fernández Gallo conversó en exclusiva con CubaSí, a propósito del 25 aniversario de su orquesta.

¿La Élite ha marcado un antes y un después en la vida de Paulito?

«En cierto sentido, sí, claro, porque al asumir la responsabilidad de La Élite, me lleva un paso más allá, tanto en lo personal como en lo profesional. Es la responsabilidad de muchos músicos que han trabajado conmigo; trabajar con ellos ha sido una fuente de retroalimentación constante, entre lo que es la parte creativa, el talento natural, las ideas que yo puedo tener y el desarrollo desde el punto de vista musical que voy a enfrentar con ellos en el día a día, en la creación, en el quehacer, porque todo forma parte del producto, y luego el acompañamiento, el trabajo en escena, que se va aprendiendo con el tiempo, se van cuidando más los detalles, cada elemento. Los escenarios van cambiando con el tiempo también, ya hoy día hay ciertas necesidades visuales para componer un escenario; lo que pasa es que yo trato de poner de manifiesto siempre lo mínimo, que es la iluminación y el sonido, eso para mí es básico: con eso y la buena música yo creo que se logra todo, porque el público lo que va es a ver y a sentir a un artista, y es algo que siempre le he dicho a mis músicos. Por eso es que hay un Paulo antes y un Paulo después, porque el de después tiene más conciencia de ciertos elementos que ya empiezan a componer tu imagen, tu sello, tu estilo de trabajo…»

¿Cuánto permanece y cuánto ha evolucionado en La Élite durante estos 25 años?

«El contexto va cambiando, las necesidades son otras, la información también es otra y lo que sí se mantiene son las esencias. Yo siempre defiendo las esencias, porque todo tiene una esencia y la mía es el pueblo, esa relación constante con el pueblo, independientemente de que la sociedad avanza y hay nuevas tendencias, nuevos estilos y nuevas influencias. Yo creo que hay una esencia que siempre está ahí, que no va a cambiar, que es lo que define e identifica a un pueblo: el día a día, y esa temática cotidiana, costumbrista, eso prevalece».

Y esto lleva a que ciertos temas no pasen nunca de moda…

«Claro, hay temas que siguen siendo íconos dentro del trabajo musical nuestro. Están No te lo creas, El cachumbambé, Con la conciencia tranquila... Son temas que hablan de la génesis sentimental de las personas, los sentimientos comunes que tenemos todos en la vida, por el amor y el desamor, por la lucha constante por seguir adelante, por los sueños, por las ilusiones, por los problemas; es eso, es la esencia, y yo creo que esa es la parte que más nos representa y más nos define, porque no somos frívolos en el repertorio, siempre mantenemos esa preocupación a la hora de tratar nuestra música. Yo me identifico mucho con el público, y eso se ha reflejado no solamente en nuestra sociedad; en Colombia, en Perú, nuestra música tiene un gran arraigo, justamente por las temáticas que abordamos en el contenido de nuestra música».

¿Eres entonces de los que piensa que lo más auténtico, lo más nacional, es lo más universal?

«Sí, y trato de demostrárselo a los muchachos también, porque hoy en día tú te percatas de que la música se hace alrededor de cosas bastante frívolas, con tendencias muy comerciales, porque no va a las esencias. Muy pocos trabajan los géneros y la música apoyándose en la esencia de la vida y en las buenas costumbres, porque también hay una enseñanza, y es que las buenas costumbres no se pueden perder, porque es la muestra de que hay un orden social, más allá de las mentes malévolas, de las controversias. Yo creo que tenemos que apelar a un sentimiento hacia las buenas costumbres, porque son las que mantienen una equidad, hasta cierto punto, dentro de cualquier entorno social; entonces nosotros trabajamos también en ese sentido, porque nos asiste la experiencia; no es lo mismo el contenido de la letra de un joven de 20 años que el contenido de una persona que tiene 40 o 50, porque ya tiene otra visión, otra panorámica de la vida en general, ya ha transitado el mundo, se ha encontrado con veinte mil fenómenos...»

¿Es parte de lo que tratas de transmitir también a las nuevas generaciones a través de proyectos como Sonando en Cuba?

«Todo eso se lo transmitimos a los muchachos dentro del proceso de enseñanza. Les hablamos, por ejemplo, de que a la hora de cantar, no puedes abordar un tema si tú no lo concientizas, porque si no, no eres capaz de expresarlo. Por eso muchos de los cantantes hoy en día son muy fríos en escena, porque lo que están diciendo es una cosa y lo que están expresando corporalmente, gestualmente, es otra, y eso es algo que debe ir incorporado: tú debes creer en el contenido que defiendes, en el mensaje que estás cantando».

Luego de tantos años de trabajo, ¿cómo definirías a la Élite?

«Es una agrupación muy musical, bien revolucionaria en el contexto musical y de mucho sabor. La gente me define internacionalmente como un timbero y yo creo que lo dicen por la energía que nosotros expresamos, porque yo le confiero un gran peso a lo que es la rítmica, los bajeos, los montunos, todos son bien percutidos. Yo la definiría así, como una agrupación de un contenido que tiene mucho sabor».

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