En busca de un comunicador crítico: ICOM 2017

La IX edición del Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Información y la Comunicación (ICOM 2017) celebrado en el Palacio de Convenciones de La Habana ya es historia. En palabras del Presidente de su Comité Organizador y Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Raúl Garcés Corra, ICOM concluye con grandes dosis de satisfacción.

Los más de 700 delegados que en él se dieron cita atestiguan la trascendencia del evento luego de sus sesiones, a través de redes, proyectos y futuras investigaciones conjuntas que contribuyan a la transformación de nuestras sociedades.

Pero, ¿cuál es el aporte concreto de los comunicadores ante los escenarios cambiantes de la llamada sociedad red del siglo XXI? ¿Cómo tributa la academia a la formación de competencias profesionales útiles en los entornos laborales?
 
El primer esquema que ha sido necesario romper es el de la concepción de consumidores y receptores pasivos. Si en un modelo tradicional del siglo pasado podíamos trabajar efectivamente desde un flujo de comunicación predominantemente vertical y unilateral, en la actualidad la apropiación de plataformas de comunicación por el ciudadano común, propicia que cualquier persona pueda convertirse en un productor de contenidos, configurando una comunicación horizontal y multilateral, donde los usuarios forman parte del proceso de construcción y enriquecimiento de lo generado para ellos.

Ejemplo claro de esta situación podemos verlo en el desplazamiento de las organizaciones hacia plataformas digitales como las redes sociales en las que, lejos de transmitir información, lo que tratan es de construir espacios conversacionales con los públicos a los que se dirigen, implicando cada vez más la necesidad de satisfacer los intereses, necesidades y demandas de estos. Dentro de dicho contexto, los roles del comunicador mutan para convertirlo de transmisor a facilitador de procesos comunicativos: un actor concatenante de la conversación entre organizaciones y públicos.

Así pues, entender la sociedad dentro de la complejidad de sus problemas actuales, requiere de la transdisciplinariedad. La comunicación, la información, la sociología, la psicología, el diseño, inclusive la programación y otras ciencias, contribuyen entre todas a generar soluciones efectivas, mucho mejores que si intentáramos asumir estudios de forma compartimentada.

De esa manera, las investigaciones, más allá de quedarse en el plano teórico y academicista, retornan a la sociedad, en el sentido de que las estrategias y planes que surgen producto de sus resultados, se utilizan en la transformación y mejoramiento de nuestras naciones.

ICOM concentró algunos de sus enfoques en el estudio de los llamados nativos digitales. Ciertamente, la generación más nueva se expone con mayor facilidad y experticia al universo mediático digital. Algunas investigaciones describieron, a partir de ello, no solo cómo los medios influyen en los jóvenes, sino además qué hacen los jóvenes con los medios; demostrando así la distancia que existe entre el mundo comunicacional de los jóvenes en las redes e instituciones como la escuela.

El comunicador, en tanto sujeto crítico, debe ser estratégico y transformador de su realidad. Sin embargo, sucede que a veces la universidad ofrece un repertorio de competencias complejas que luego no son útiles para los profesionales dentro de los mercados laborales. En este sentido, se hace imprescindible que la universidad se acerque cada vez más a la vida del país y del mundo. Únicamente desarrollando competencias adaptables a los entornos laborales, estos profesionales podrán ser capaces de proponer una comunicación diferente, cambiante y transversal a la gestión del desarrollo.

Es, por tanto, diálogo, atendiendo a lo expuesto por Garcés, la palabra de orden de este prestigioso encuentro. Diálogo entre fronteras, entre disciplinas, entre generaciones, entre el enfoque de puntos de vista. Es a través del diálogo que lograremos desde la propia ciudadanía el “posicionamiento de un pensamiento crítico que permita articular una visión de la comunicación contrahegemónica.”