Mundial de Voleibol: Cuba en el pastel de 24 contendientes, pero…

Mundial de Voleibol: Cuba en el pastel de 24 contendientes, pero…
Fecha de publicación: 
23 Noviembre 2017
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Para serles sinceros les confieso que la cuadrangular clasificatoria disputada en Pinar del Río, no despertó en mí esa pasión o interés de años atrás, cuando me desvivía por ir al coliseo de la Ciudad Deportiva para patentar las batallas de la Liga Mundial. De hecho, al ceder de forma inexplicable 0-3 ante México en la segunda fecha de la lid, con desmontaje del duelo incluido desde mi televisor, como se dice en el argot popular, colgué los guantes.

La primera causa es que nuestra selección masculina, y nuestro voly en sentido general, distan de poseer el nivel que durante años nos convirtió en una de las potencias más prestigiosas del deporte de la malla alta.

Las causas son disímiles y van desde el éxodo de deportistas y talentos hacia horizontes más lucrativos, la ausencia de un campeonato nacional y estructura competitiva seria en las disímiles categorías, hasta infraestructura y procesos de captaciones endebles o deprimidas desde la base.

Al grano

Solo 15 naciones han sido capaces de escalar el podio de premiaciones en ediciones mundialistas. Rusia (6-3-3), Brasil (3-2-0) e Italia (3-1-0) se enseñorean a la cabeza de esa relación en la que Cuba (0-2-2) recala en el octavo peldaño. El recuerdo grato más fresco para la afición antillana recala en el tiempo en la versión de Italia 2010, cuando una generación que estaba llamada a convertirse en dorada se vistió de plata. De esa selección, pese  a que muchos continúan en activo, ninguno viste la casaca tricolor en la actualidad.

Antes, habíamos conseguido bronces en Italia 1978 y Japón 1998, y otro subcampeonato en Brasil 1990. A juzgar por muchos aficionados Italia podría ser una ciudad bendecida para nuestras escuadras, pero siendo objetivos dudo mucho de que en esta ocasión esa aura se repita.

Partimos de la idea de que la base de nuestra selección la componen muchachos jóvenes, con rendimientos notables en los eventos respectivos de las categorías sub-21 y sub-23, pero aún sin el kilometraje ni los enfrentamientos de rigor que la presencia en un Mundial o Liga Mundial ameritan.

Por ejemplo, en el recién finalizado clasificatorio NORCECA, en tres partidos resueltos en igual número de parciales, con seis favorables y tres en contra, los nuestros cometieron 64 errores no forzados, a razón de 14 ante Guatemala, 22 frente a México, y 28 net por medio Puerto Rico.

Eso no lo es todo, frente a los aztecas, en situaciones favorables y hacia el término de los parciales, evidenciaron desconcentración, poca capacidad resolutiva ante la tensión que impuso el partido, y en consonancia sufrieron una costosa derrota que pudo haber sido fatal. Por fortuna ante los boricuas pudieron solventar ese acápite.

Y hablamos de una justa que ni por asomo se acercó al nivel que exhibirá su par del orbe en septiembre próximo.

Como ha sido siempre, la fortaleza de nuestra armada se concentró en su ataque con un total de 114 aciertos en 210 intentos para el 54.29%. Global de 2.67 bloqueos por set igualmente nos llevaron a comandar ese casillero, en tanto en el recibo, históricamente nuestro talón de Aquiles, sorprendieron con una eficiencia de 5.13% en 156 intentos.

En el orden individual nuevamente la dupla de los Migueles: Miguel Ángel López (mejor atacador) y Miguel David Gutiérrez (mejor opuesto), cargaron con el peso ofensivo del conjunto, al punto de culminar con 43 y 31puntos respectivamente, y en el caso de Gutiérrez con accionar únicamente frente a México y Puerto Rico. Esos lideratos dan la medida de que hay talento en nuestra escuadra, solo que necesita ser pulido y lograr adaptarse a escenarios rigurosos en el mejor tiempo posible.

Hay una parte de eso que solo se alcanza desarrollando partidos de nivel. Una mirada al ranking varonil arroja que nuestra selección élite se halla situada en el escaño 16 con 60 puntos. Brasil (315), Estados Unidos (270), Polonia (262), Rusia e Italia (240), comandan las acciones en la actualización de julio; en el sub-23 gozamos de un cuarto peldaño (96 unidades) privilegiado. El top cinco, hasta enero del 2017 se completaba con Turquía (108), Italia (106), Rusia (100), y Brasil (90). Cierro con el sub-21, que igualmente en enero último arrojó que anclábamos en el escaño 13-39 rayas. Rusia (122), Argentina (120), China (110), Brasil (96), e Italia (78), miraban por encima del hombro.

Por qué este panorama: sencillo, partimos del criterio que la base de nuestro plantel la conforman jóvenes jugadores, muchos sin experiencia en Ligas foráneas y con el único termómetro de los certámenes internacionales en los que han incursionado y la concentración doméstica como preselección. Verdaderamente escaso aval para intentar pugnar con igualdad de condiciones con los monstruos de la disciplina.

Escenario cambiante

El deporte mundial en la contemporaneidad pasa por constantes escenarios cambiantes. Clubes que rigen los destinos de los atletas, fenómeno de nacionalización creciente, flagelo del dopaje corriendo a una velocidad inusitada.

Cuba, por mucho que nos mantengamos aferrados a los principios y preceptos sobre los cuáles se ha edificado nuestro movimiento deportivo, no debe ni puede continuar ajena a estos fenómenos. De hecho, sencillamente no lo está. Río de Janeiro fue una expresión pues en los Juegos Olímpicos casi 20 atletas de origen cubano, compitieron por 11 países diferentes. Y lo que es más notorio seis de ellos obtuvieron preseas.

El boxeador Lorenzo Sotomayor (Azerbaiyán), el luchador Frank Chamizo (Italia), el vallista corto Orlando Ortega (España), y largo Yasmany Copello (Turquía), son los ejemplos más representativos.

Parto de la idea de que no se trata de borrar o violar tales principios, sino del hecho de analizar casuísticamente en qué condiciones cada deportista se abrió a otros horizontes.

Estaríamos hablando de darles la posibilidad a aquellos que no hayan abandonado delegación alguna o violado otro concepto similar, si es manifiesta su intención de seguir representando a Cuba, de eliminarse en nuestros termómetros domésticos y luego poder integrar nuestras escuadras nacionales bajo la tutela de nuestros principales entrenadores de cara a una competición puntual y de rigor.

Con las nuevas regulaciones migratorias implementadas por nuestro gobierno cabría entrar en análisis.

Bésibol, voleibol, balonmano, atletismo, lucha, pesas… son disímiles las disciplinas con mayor o menor grado de incidencia en estos fenómenos. En el caso del voliebol, deporte al que compete este comentario, varios jugadores han hecho manifiesta su intención de seguir vistiendo la franela tricolor. Esa es también una muestra de patriotismo. Pienso en Robertlandy Simón, Raydel Hierrezuelo, Michael Sánchez, y otros ejemplos. Algunos de esa generación, ya se han acogido a nuevas nacionalidades como son Osmany Juantorena, Wilfredo León, Yoandy Leal…

Es una puerta de debate que no se debe dejar abierta, quizás no para el inminente Campeonato del Orbe de Bulgaria-Italia, pero…

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