Arabia Saudita: Purga interna, genocidio externo

Arabia Saudita: Purga interna, genocidio externo
Fecha de publicación: 
16 Noviembre 2017
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Palabra muy utilizada por la tergiversadora prensa occidental contra los países socialistas europeos: purga (de purgante), «limpieza» interna, es ahora llevada a su nivel superior en Arabia Saudita, contra la oposición al poderoso príncipe heredero Mohamed Bin Salman, gestor de la agresión genocida que Riad lleva a cabo desde el 2015 contra el vecino Yemen, uno de los países más pobres del mundo, así como el bloqueo que lleva a cabo contra Catar, por su posición de mantener conversaciones y evitar una confrontación con Irán.

La purga o represión tiene como excusa oficial la alta corrupción existente en el seno de la familia real, ligada a la mencionada oposición a Salman, quien no tuvo reparos en utilizar recursos de todo tipo para fortalecerse en el poder.

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Salman, con las manos manchadas de sangre yemenita, maniobra para consolidar su poder.

EFE, AFP y el diario derechista español El País coinciden en reportar que en menos de 24 horas fueron detenidos y/o cesados en sus puestos once príncipes, cuatro ministros en activo, numerosos altos funcionarios, mandos militares y destacados hombres de negocios vinculados a alguna de las facciones de la familia gobernante. Oficialmente, repito, Salman ha lanzado una campaña contra la corrupción, pero lo más seguro es el intento de neutralizar la oposición a su programa de reformas y la belicosa política hacia Yemen y Catar.

Entre los detenidos se encuentran el multimillonario príncipe Alwalid Bin Talal; el príncipe Miteb Bin Abdala (hasta ahora jefe de la Guardia Nacional e hijo del fallecido rey Abdala); el comandante jefe de la Marina, Abdala al Sultán; el ministro de Economía, Adel Fakie; el exministro de Finanzas y miembro del Consejo de Administración de la petrolera Aramco, Ibrahim al Assaf; el príncipe Turki Bin Abdala (exgobernador de Riad, también hijo del anterior monarca), y Khaled al Tuwaijiri, jefe de la Corte Real con Abdala.

Los ceses y las detenciones sugieren que el príncipe Mohamed, más que forjar alianzas, está extendiendo su férreo control a la familia real, el Ejército y la Guardia Nacional para contrarrestar lo que parece una oposición más extensa, lo cual, según James Dorsey, profesor visitante en la escuela S. Rajaratnam, de Singapur, y autor de un blog sobre Oriente Próximo, «rompe con la tradición de consenso dentro de la familia real».

«A los sospechosos se les garantizan los mismos derechos y trato que a cualquier otro ciudadano saudita», ha asegurado el fiscal general, jeque Saud al Moje. «La posición o el estatus de un sospechoso no influyen en la aplicación de la justicia», añadía. Casi al mismo tiempo, se ha filtrado que los detenidos se encuentran confinados en el suntuoso hotel Ritz-Carlton de Riad.

La impactante medida se produce en un momento especialmente delicado. El príncipe Mohamed, hijo favorito del rey Salman y que en menos de tres años se ha convertido en el verdadero poder detrás del trono, intenta llevar a cabo una transformación económica y social que asegure la supervivencia del ultraconservador reino en un futuro sin petróleo.

Para ello pretende promocionar una economía alternativa basada en las nuevas tecnologías, el ocio y el turismo. En un país en el que se impone la segregación de sexos, el pasado verano anunció la apertura de complejos hoteleros en la costa del mar Rojo en los que se permitirá que hombres y mujeres disfruten juntos de la playa. También ha prometido que para junio del 2018 se va a poner fin a la prohibición de que las mujeres conduzcan. De momento, ya se han celebrado los primeros conciertos en varias ciudades, pero también han empezado a notarse los ajustes, debido a un descenso en las inversiones estatales.

Pero esto, que pudiera calificarse de progresista, choca con la continuación de la política oficial de seguir masacrando al pueblo yemenita, y la más frecuente acusación de Salman de echarle la culpa a Irán de empeorar la situación, porque los rebeldes hutíes lanzaron un misil contra el aeropuerto de Riad, el cual, se afirmó, fue hecho estallar en el aire.

Teherán no solo negó su implicación en el asunto, sino que señaló que los rebeldes se han considerado con derecho a responder a una agresión que no tiene límites y que puede tener como blancos a aeropuertos y puertos sauditas, después que Riad bloqueara todos los puertos de Yemen para evitar la entrada de ayuda humanitaria y seguir condenando a la pequeña nación a morir de hambre y enfermedades, como el extendido cólera.

Salman afirmó que quería salir de tal situación, pero la realidad demuestra lo contrario, y Estados Unidos, deseoso de vender más armas, lo apoya incondicionalmente.

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