Serie Nacional de Béisbol 57: Detrás de las posiciones, causas

La segunda etapa de la 57 Serie Nacional de Béisbol ya cumplió tres subseries. La euforia que vivían los adeptos de Industriales por el liderazgo que ostentaban ha disminuido un poco. Los actuales campeones de Granma sorprenden con paso arrollador de 7-1; y Las Tunas ha aprovechado el bajón azul (apenas 2-7) para encaramarse en la cima del torneo.

Con todo este vaivén y la efervescencia a niveles más elevados, los amantes de la pelota siguen asistiendo a los estadios y haciendo análisis milimétricos que les permitan explicarse las causas del rendimiento real de la novena de su preferencia.

Lo cierto es que ni Industriales, ni Pinar del Río otro de los que se mencionaba con cartel de favoritos han encontrado el paso ganador, condición que de una forma u otra exhiben las restantes cuatro novenas.

Dicho esto merece iniciarse esta radiografía por la ofensiva, pues los juegos de pelota se ganan con carreras. Justo ahí aflora la laguna más preocupante de la tropa de Víctor Mesa. Líder indiscutible con el madero al término de la primera fase (average de 321), ahora atesoran famélico 244 que los coloca quintos, únicamente por encima de… Pinar (216). Sus 303 de porcentaje de embasado y sus 333 de slugging igualmente dejan que desear, tratándose de una armada que tuvo respectivamente esos indicadores al caer el telón inicial fijados en 404 y 467. Esos rubros corroboran la pobre productividad ofensiva, al punto de que solo han anotado 27 carreras en nueve desafíos.

Las huestes de Lazo igualmente agonizan en ese sentido: son el plantel, abrazados con Artemisa, que más corredores ha dejado en circulación (76), y ostentan muy pobres OBP-316 y SLU-286, cuestión un tanto inexplicable si analizamos su poder de fuego madero en ristre. Claro, de esa artillería solo están produciendo con seriedad William Saavedra y Frederich Cepeda. Raúl González, Michel Enríquez y Donal Duarte (de 19-0) tienen serias deudas con su afición.

Las Tunas (309) y Artemisa (299) han sido el reverso de la moneda. En el caso de los tuneros, haciendo honor a su mote de leñadores, pues han blandido el madero a diestra y siniestra. Los artemiseños, avalados en gran medida por el pócker de refuerzos que componen Yordan Manduley, Yunier Mendoza, Norel González y Dennis Laza. Temibles y colocados en línea en los turnos de mayor responsabilidad ofensiva. Con excepción de Norel (286), todos sobre 300.

Justo acá aflora una cuestión de interés: el tino con que cada mentor hizo sus pedidos atendiendo a lo que consideraba más imperioso para reforzarse, y la forma en que estos se han adaptado a la dinámica de cada elenco.

Desde mi óptica, nuevamente Dany Valdespino y el actual monarca Carlos Martí, han sido los de mayor acierto. De ahí que Granma, actual campeón sostenga semejante paso. Recordemos lo determinantes que fueron los refuerzos para los granmenses en la campaña precedente.

Ahora descuellan desde la lomita Alaín Sánchez, Yosver Zulueta y Ulfrido García, con cinco sonrisas y un rescate repartidos entre ellos, además de una relación ponches-boletos de 19-8. Claves de su andar rutilante, pues el staff granmense es primero en limpias permitidas de la ronda decisiva (2.74).

Adentrándonos en el pitcheo una vez más pativerdes y Leones han sido los staff más mal parados hasta este minuto: Los de Lazo se comportan para 5.54 limpias permitidas por choque, les conectan elevado 313 y encima otorgan más transferencias que ponches (41-39). El panorama de los capitalinos no difiere mucho pues a sus 5.67 de PCL adicionan la nada agradable condición de ser los que mayores bondades otorgan con 52 boletos y solo 36 estrucados. Si adicionamos seis pelotazos y ocho wild pitches…

En esa cuerda el as de su staff, Noelvis Entenza, no atraviesa por un momento nada lúcido: tres fracasos en igual número de apariciones, 8.25 limpias vs. los 2.48 precedentes son argumentos suficientes. Si a eso adicionamos el hecho de que entre Wilbert Pérez, Freddy Asiel Álvarez y Yunier Gamboa, brazos adquiridos en rol de refuerzos, acumulan cuatro descalabros, nada que hacer.
Sin decisión, pero con decoro, se salva de esta debacle, el camagüeyano José Ramón Rodríguez.

El lado oscuro del corredor monticular lo ocupan los serpentineros de vueltabajo. Pidiendo a gritos la reincorporación de Raidel Martínez y Liván Moinelo, que puede ser demasiado tardía pues estarán involucrados en el panamericano sub-23, el resto del cuerpo de lanzadores ha soportado un diluvio: les compilan para 313, han soportado 47 limpias y 24 extrabases (líderes negativos). Del resto, mejor ni hablar.

Buena parte de esa debacle desde la colina de los martirios la carga el pitcheo de relevo, (astronómico AVE rival de 354, PCL-11.81, 5 ponches y 11 bases). Sobran los comentarios.

Hay una realidad cierta en todo este panorama. No solo se trata de solicitar a jugadores de rendimientos notorios, a tono con las necesidades de cada uno de los seis elencos agraciados. El engrane en esta segunda etapa pasa por adaptación, visión, tino para ubicar a los refuerzos o insertarlos en la alineación o rotación según corresponda.

Es indudable que en esta segunda ronda ellos devendrán piezas claves de los posibles performance de cada uno de los seis equipos involucrados, pero igualmente cierto es el hecho de que no serán los únicos, pues cinco jugadores no hacen una novena. Los considerables descensos y la evolución o estabilidad alcanzada por otros como Granma, Las Tunas y Artemisa, se sustentan no exclusivamente en el aporte de los refuerzos, sino también en el empuje de los restantes peloteros regulares, la pericia del cuerpo de dirección, las cábalas y hasta una dosis de suerte.

Le restan otros 36 desafíos a esta etapa. Tras ellos se conocerán los cuatro semifinalistas de la 57 Serie Nacional de Béisbol. Nadie quiere aflojar y este martes continuará tejiéndose la historia cuando inicien nuevos duelos, a razón de Granma-Pinar del Río, Industriales-Matanzas, y Artemisa-Las Tunas, siempre en cancha de los segundos.