William Vargas: Monumento a la injusticia

William Vargas: Monumento a la injusticia
Fecha de publicación: 
12 Octubre 2017
0
Imagen principal: 

Recuerdo perfectamente a William Vargas en sus tiempos de pesista. Lo entrevisté una vez en el municipio habanero de San José de las Lajas, en una actividad reservada a los mejores deportistas de la entonces provincia en el año 1998 y me habló con mucho optimismo de su carrera y su familia.

El diminuto halterista, nacido el 17 de septiembre de 1970, se encontraba entonces en el mejor momento de su carrera deportiva, como demostraron los resultados competitivos posteriores.

William llamó la atención del mundillo de las palanquetas desde las categorías inferiores, pues fue seleccionado entre los mejores atletas juveniles de su generación, a inicios de los años 90 del pasado siglo.

Por entonces comenzó a reinar a nivel regional, primero en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de México 1990, y luego en los Panamericanos de La Habana 1991.

En esta última cita contribuyó a la increíble actuación del equipo antillano, que conquistó 29 de las 30 medallas de oro puestas en disputa, con excepción de la prueba de arranque en los pesos mínimos.

El habanero aportó entonces los cetros en las tres modalidades de la división de 56 kilogramos, con arranque de 122.5 kilogramos, envión de 145 y total de 267.5, muy por encima del venezolano José Farfán (107.5 + 135=242.5) y el colombiano Carlos David (105 + 135=240), quienes le escoltaron en el podio de premiaciones en las tres especialidades.

Luego llegó otro momento cumbre en los Centrocaribes de Ponce 1993, donde amén de dominar su categoría de 54 kilos como se esperaba, estampó un récord mundial de 123 kilogramos en el arranque, exactamente el 23 de noviembre de ese año.

En los siguientes Juegos Panamericanos ratificó su dominio, esta vez en los 59, con total de 285 kg (127.5 + 157.5), todos nuevas cotas continentales, para dejar en plata y bronce al estadounidense Bryan Jacob (267.5) y al colombiano Johny González (252.5), respectivamente.

Cuatro años más tarde, tras incursionar sin mucho éxito en los Mundiales del período y los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, repitió su reinado en Winnipeg 1999, pero entonces llegaron sus momentos más amargos.

Competitivamente hablando, nadie levantó más que William en los 62 kilos, pues totalizó 285 kg, como resultado de 130 en el primer ejercicio y 155 en el segundo, aunque ya para entonces solamente se premiaba al ganador del total.

A su sombra quedaron el colombiano Roger Berrio (277.5) y el guatemalteco Marvin Jiménez (270), pero fue blanco de una campaña orquestada contra la delegación cubana a esa cita continental, que acusó de dopaje a varios atletas, entre ellos al saltador de altura Javier Sotomayor.

Cuba entera reaccionó indignada y el propio presidente Fidel Castro encabezó una cruzada para defender el honor de sus deportistas, para lo cual se llevaron las muestras de las pruebas de sangre a laboratorios neutrales de Europa, que corroboraron la limpieza de cada uno de ellos, pero las medallas les habían sido arrebatadas.

De los encartados, sólo él y Sotomayor pudieron continuar con éxito sus carreras, más por vergüenza deportiva que por verdaderos deseos de mantenerse, sobrepasando ambos ya los 30 años de edad.

El Soto conquistó una histórica plata en los Juegos de Sydney 2000, y William se despidió por todo lo alto, con la medalla de bronce en la división de 56 kg en el Campeonato Mundial de Antalia 2001.

En la ciudad turca finalizó con desempeño de 277.5 kilos (127.5 en arranque y 150 en envión), sólo superado por el extraclase turco Halil Mutlu (138.5 + 162.5 = 300) y el chino Shin Yuan Wang (122.5 + 157.5 = 280).

Poco después decidió retirarse y prestó colaboración en varios países de la región, pero a su paso por cualquier parte puede ir con la cabeza bien alta, luego de demostrar con creces su inocencia.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.