Familia Di Celmo envía carta a los cubanos

SEPTIEMBRE 2017
A LOS CUBANOS:

Queridos amigos, no estoy con ustedes físicamente, pero sí mi corazón. El que se ha quedado para siempre en vuestro hermoso país y que Fabio y Giustino han amado tanto y en el cual han vivido hasta el fin.

¡Les agradezco infinitamente por tener viva sus memorias! Hace 20 años moría Fabio, en la plenitud de sus años. Mi madre murió aquel día, mi padre Giustino ha encontrado sostén y alivio en vuestro país, y por suerte también lindas cosas y mucha alegría. Quizo morir también allí casi en el mismo día que Fabio. Para mí ha terminado una historia, atroz pero que también gracias a ustedes ha sido rica de experiencias y que me ha permitido conocer "desde adentro"  y no como turista a un pueblo maravilloso.

No logro encontrar palabras nuevas para contar el dolor: solo tengo que decir que nuestro dolor es el mismo de las muchas familias cubanas que han perdido a sus seres amados en modo terrible e injusto.  Es ese dolor de las muchísimas familias que en mi Europa y en países cercanos han vivido y están viviendo la misma tragedia; como el dolor de los familiares de aquellos que murieron en las Torres Gemelas, de los muchísimos que mueren cada día en un Africa martirizada.  Con todos ellos me conduelo y cada noticia es historia, aun las más lejanas me despiertan recuerdos que no se pueden borrar.

Estoy segura que terror y muerte son iguales y no tienen color, ni clasificación: contra ellos quien quiere restar humano puede vencer solo con las armas de la cultura, del amor y de la búsqueda de justicia.

En esta parte de mundo en el cual vivo, el miedo y el odio son los sentimientos que parecen haber tocado la cima y que guían los pensamientos y las acciones de muchos. Y, sin embargo, muchas historias y países diferentes forman parte de una humanidad única, y no pierdo la esperanza de que esta alma universal se levante.

Esta esperanza la he aprendido del pueblo cubano, que aún siendo victima de muy fuertes injusticias, nunca ha respondido con palabras de odio y violencia sino solo con palabras de paz, de justicia y, enfatizo, de gran humanidad.  Es vuestra gran riqueza y lo que nos pueden ensenar a nosotros y que los rinde un pueblo "único" y tan amado y que estoy segura que mantendrán intacto en el nuevo camino que están emprendiendo.

A través de los amigos Acela, Eugenio, Carina y Manolito, de todos los compañeros del ICAP, mando a todos ustedes un gran abrazo!

Tiziana Di Celmo