EE.UU.: Ultraderecha en auge

EE.UU.: Ultraderecha en auge
Fecha de publicación: 
22 Agosto 2017
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No importan disculpas, explicaciones y lamentos, ni de donde provengan, sean de Donald Trump o algunos del equipo gobernante en el que todos tienen el denominado común de ser millonarios y racistas, defensores abiertos o encubiertos del supremacismo blanco: son responsables y cómplices de la ultraderecha, pomposamente denominada conservadurismo, la cual ha sido rescatada por el actual Presidente que, coinciden sus defensores, antes de su llegada  a la esfera política estaba "esclerótico y polvoriento", con una gran necesidad de renovación.

A la violencia desatada por los supremacistas blancos en el estado de Virginia, en el curso de la mayor manifestación realizada por ellos en los últimos años, ha seguido otra en Texas y diversos brotes en varios estados, donde el 70% de la población es blanca y otro tanto son partidarios de las ideas ultraconservadoras, como en Georgia.

Y todo ocurre en pleno siglo XXI, aunque, a decir verdad, no hay mandato presidencial en que no hayan ocurrido brotes similares, en los que se rememoran la quema de 4 000 ciudadanos negros y la discriminación que sufren esa y otras trazas “no blancas”, como en el caso de Georgia, donde personas blancas y rubias son discriminadas y señaladas por tener origen latino.

Estas demostraciones de la ultraderecha en que se confunden supremacistas de toda laya, con especial énfasis en neonazis e integrantes del Ku Klux Klan, ocurren en un momento en que el poder es ocupado por un mandatario cuyos discursos van en contra de la multiculturalidad, la libertad, la inclusión social y la fraternidad.

Así su rechazo a la violencia en Virginia fue obligado, tibio, tardío, hipócrita y adornado con frases dispuestas por sus colegas de equipo para aminorar una actitud escandalosa, porque no demuestra un liderazgo explícito contra el racismo y las ideas supremacistas.

Nada extraño que aliente este tipo de manifestaciones y comparte actitudes y discursos racistas, xenófobos, antiinmigrantes y misóginos, por lo cual se hace importante, imprescindible, la participación ciudadana de todas las razas, activa y en las calles, ante el repunte del supremacismo blanco alentado en los últimos tiempos por los planteamientos xenófobos y nacionalistas de Trump.

Solo en los primeros días de anunciarse su victoria ante Hillary Clinton, otra controvertida figura que aspiró a la presidencia, sucedieron más de 700 actos racistas, y desde ese entonces no hay día que pase que la prensa refleje el abuso o la muerte de algún ciudadano negro, delincuente o no, pero casi siempre desarmado y vulnerable ante policías que disparan a matar sin preguntar y salen generalmente impunes de cualquier acusación al respecto.

En este contexto, la celebre tenista norteamericana de raza negra, Serena Williams, expresó sobre la violencia racial en EE.UU: "No voy a quedarme callada", y escribió una carta recordando los recientes episodios de racismo y citó a Martin Luther King: "Hay un momento en el que el silencio es traición"
Contundente y directa fue la crítica del ex gobernador de California Arnold Schwarzenegger a Trump, por su apoyo a los neonazis, a quienes calificó de perdedores.

El intérprete de Terminator, envió un mensaje de video que condena a  los manifestantes neonazis y supremacistas blancos que invadieron la ciudad de Charlottesville, y asesinaron a una persona, cuando lanzaron un vehículo contra una multitud que repudiaba la demostración de la ultraderecha:

“Como presidente de este gran país, usted tiene una responsabilidad moral de enviar un mensaje inequívoco de que no va a tolerar ni el odio ni el racismo. No existen dos lados para ello”, respondiendo al comentario de Trump de que  la marcha en contra de activistas negros también fue violenta.

“Si usted decide marchar al lado de una bandera que simboliza la masacre de miles de personas, no existen dos lados. La única forma de vencer esa voces estrepitosas y rabiosas es hablar más alto, y con equilibro, y eso lo incluye a usted, presidente Trump”, continuó Schwarzenegger, para finalizar:

“Déjeme ser claro: los nazis son perdedores. Buscan apoyo para una causa perdida. Conozco a los nazis desde el principio. Nací en 1947 en Austria, poco después de la Segunda Guerra, y conocí a los hombres que volvieron de la guerra llenos de fragmentos de bomba y de culpa, hombres que fueron conducidos sin saberlo por una ideología perdedora. Puedo decir esto: esos fantasmas que usted idolatra pasarán el resto de sus vidas viviendo en vergüenza, y hoy descansan en el infierno.

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