Perú: PPK agrava crisis de la educación y salud

Así, el presidente Pedro Pablo Kuzcinsky (PPK), un millonario, trata de explicar el por qué no se le puede subir los salarios ni ofrecer mejores condiciones laborales a los decenas de miles de médicos y educadores en huelga que son reprimidos en toda la nación, en vilo hace casi dos meses, incluso con situaciones de hambruna en trabajadores profesionales de esos vitales sectores.

No sé a donde habrá ido a parar todo ese oro de Perú contenido en preciosos objetos de los habitantes autóctonos del país, ni las multimillonarias entradas de las exportaciones de la minería y no menos lucrativa de la pesca, porque esa nación suramericana con costas al Pacífico es muy rico, pero con una población pobre, con médicos y maestros que apenas pueden sufragar la diaria comida y hasta integrar las filas de la creciente indigencia.

No es exageración, porque las calles de las principales ciudades del país son testigos de ello, con un problema que viene desde más atrás y se agrava con la entrada de la nación en el Pacto del Pacífico, junto a Chile, Colombia y México, y tiene horribles perspectivas en la fiebre neoliberal gubernamental, nada distante de las que padecen “amigos” entes oficiales que controlan el poder en Argentina, Colombia y Brasil, todos los cuales, incluso el de Lima, han estado participando en el contrarrevolucionario juego imperial de desestabilizar a Venezuela, con un Gobierno Bolivariano que siempre les ha tendido la mano en difíciles circunstancias.

Atrás han quedado los ambiciosos planes del anterior presidente peruano, Ollanta Humala, quien propuso y comenzó a aplicar una educación para todos, desde la enseñanza primaria hasta la universitaria, con becas en el extranjero, pero torpedeada e inconsecuente en algunos aspectos.

Hoy Humala y su esposa guardan prisión preventiva de 18 meses, en el caso de Ollanta en la cárcel donde pernocta Fujimori, bajo la controvertida y no probada plenamente acusación de apropiarse de varios millones de dólares en operaciones de lavado de dinero.

He ahí un problema casi inherente a las actuaciones presidenciales y de sus acólitos en la nación suramericana, de la que también se tiene sospechas de PPK, aunque, en las circunstancias actuales, con la mayoría fujimorista opositora que ahora le apoya, será difícil encausarlo, porque, al igual que en Brasil, al legislativo corrupto no le conviene que las autoridades judiciales hagan justicia, si es que pretenden hacerlo.

Pero para los trabajadores de la salud y la educación el panorama es distinto, porque la forma der gobernar los condena sin juicio alguno, con el fatalismo inexorable, una amenaza, de privatizarlo todo, única solución para las autoridades de Lima en los problemas que afronta en hospitales, escuelas, infraestructura vial, generación de energía y abastecimiento.

Pero es imposible tener los fondos necesarios para arrostrar tal situación, porque no solo es el actual gobierno de PPK el responsable, sino todos aquellos factores que han hecho posible el estallido de la corrupción, que es un fenómeno vasto, muy generalizado, que antes se creía que era de algunos sectores de la sociedad. Los sucesos alrededor del gobierno regional de Áncash evidencian la corrupción del Poder Judicial y el Ministerio Público en general. Lo que se ha denunciado posteriormente grafican un estallido que pone ante nuestros ojos la dimensión de un problema gravísimo.

En ese contexto se pudiera situar las denuncias contra el ex presidente Fernando Belaúnde, la mayoría de los gobiernos regionales y locales sin olvidar el proceso corrupto de los ocho años de Alberto  Fujimori.

Hay un ex presidente Alejandro Toledo que se dio a la fuga, cuando estaba siendo investigado por la fiscalía por asuntos de corrupción, y otro,  Alan García, que tiene un informe de la denominada Mega comisión, que si bien es cierto que está cuestionado en el Poder Judicial por un juez que vigila el debido proceso, es evidente que estamos hablando de un problema grande.

A PPK le esperan acusaciones, pero no dudo de que saldrá indemne de ellas, por el momento, porque no le ocurrirá como a Humala que, con virtudes y defectos, siendo o no fundadas las sospechas en su contra, nunca le ha gustado al imperialismo, que lo asocia estrechamente con su padre, simpatizante de la Revolución Rusa de 1917.