Yo también despilfarro agua

Fotos: De la autora

El agua para mí es sagrada. Quizás, realmente, como dice un amigo babalawo, soy hija de Yemayá. Puedo resistir la falta de electricidad, de comida, de ropa, pero no soporto no contar con agua. En el tiempo que viví en el municipio Playa, mucho que sufrí porque mi zona era punto fijo para que no llegara el líquido.

En ese lugar me acostumbré a ahorrarla. En un gran recipiente echaba agua y se la preparaba a mi madre para que fregara; solo teníamos agua en la pila dos o tres horas, el resto era de un tanquecito colocado en el reducido patio de la casa.

Tanto me acostumbré, que en el tiempo que viví en Infanta y Manglar, donde había agua todo el tiempo, menos 18 días de los que no me quiero acordar, yo seguía, al principio, llenando un recipiente para fregar.

En el lugar donde vivo tengo un tanque aceptable en la azotea, y para evitar que se bote, me han hecho una instalación, de tal suerte que cuando se llena el recipiente, se enciende un bombillo visible en donde estoy casi todo el día. Así, además, no molesto a los vecinos con el derrame del líquido en el pasillo.

Con este, creo que es el quinto texto que escribo sobre el H2O. Disfruto el programa «La fórmula de la vida», de Diana Rosa Schlachter, que nacido en el Canal Caribe, se pasó por Cubavisión en este julio recién finalizado y ofrecía una tan lúcida como atractiva información.

En una reciente «Mesa Redonda», una alta ejecutiva afirmó: «A partir de un diagnóstico realizado, el Programa Hidráulico Nacional define un grupo de problemas que afectan la disponibilidad de agua en el país, y que constituyen la principal reserva del recurso. En el mismo se estiman pérdidas de unos 3 mil 400 millones de m³ anuales por ineficiencia en el funcionamiento y mantenimiento de la infraestructura hidráulica construida».

Agregó que «esto incluye potabilización y desinfección del agua, metraje, brigadas para la construcción, bases de montaje, reparación y calibración de metros contadores, así como las brigadas necesarias de pitometría. Para la ejecución de este programa, las fuerzas constructoras del INRH ejecutan la rehabilitación y el mantenimiento de las redes y conductoras interiores de las ciudades, y fuerzas especializadas del Micons ejecutan las grandes conductoras, alcantarillado y drenaje, plantas potabilizadoras y obras civiles».

Las pocas precipitaciones en los últimos 30 años han influido en instalar un programa de  desalinización que prevé obtener agua para enfrentar su escasez en los años 2050 y 2100, debido al cambio climático que es una amenaza para el homo sapiens.

Hoy en Cuba se aplica el proceso de desalinización en Cayo Largo del Sur (5 módulos), los  hoteles Jibacoa, Itabo, Habana Libre, Covarrubias, las termoeléctricas de de Santa Cruz y de Santiago de Cuba, la Antonio Maceo. Se deben instalar otras doce nuevas plantas, «seis de ellas en Santiago de Cuba; una en Guanabo, en La Habana; una en Ciego de Ávila; dos en Granma y dos vinculadas al desarrollo turístico».

El planeta Tierra se denomina azul porque es mayoritariamente de agua, aunque solo el tres por ciento es dulce. De esa cantidad, el 69 por ciento está congelado, el 30 es subterráneo, y menos del uno es superficial y utilizable fácilmente.

En Cuba solo unos 13.5 km cúbicos están disponibles, que representa el 35 por ciento de toda la que existe. Contrariamente al resto del mundo, el 75 por ciento del agua en nuestro país es superficial, debido a esa genialidad de Fidel, que desde los años sesenta impulsó la construcción de múltiples represas en todo el país. No sé qué sucedería en esta época tan seca sin esos embalses.

El parlamento cubano, en su último período de debates, aprobó la Ley de aguas terrestres: 13 títulos, 29 capítulos, 15 secciones, 127 artículos, dos disposiciones especiales e igual cantidad de transitorias, seis disposiciones finales y un glosario de términos.

Con este instrumento jurídico «El agua, como recurso natural, renovable y finito, patrimonio del Estado, que constituye un derecho de todos los ciudadanos, requiere de especiales normas que regulen su planificación y manejo; porque además constituye un elemento esencial para el desarrollo socioeconómico y en definitiva de la vida misma. Atendiendo a la configuración geográfica de nuestro país y la ausencia de grandes y caudalosos ríos, a lo que se añade los largos periodos de sequía que afectan a varias regiones reviste especial significado para nuestro país el adecuado empleo de los recursos hídricos con que contamos».

Inés María Chapman, presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, entidad encargada de velar por los recursos hídricos, dijo «las lluvias constituyen la principal fuente de este preciado líquido y su frecuencia está disminuyendo. Por tal motivo, resulta necesario gestionar de manera integrada el uso de este recurso tan importante para la vida».

Aplaudo la ley y no voy a escribir de los ríos, más o menos caudalosos, que corren por calles donde existen salideros, contra los que existe una lucha por eliminarlos, pero aún no es suficiente.

El pago del agua en Cuba es irrisorio. La ausencia de metros contadores en buena parte, hace que se desembolse un peso mensual por ciudadano que vive en cada casa. Si se cobrara, como se hace con la electricidad desde hace un tiempo, quizás el ahorro sería más efectivo en el país y en mi casa.

Sí, en mi casa, porque a pesar del bombillo como indicador para que no se me bote el tanque y estar pendiente de los salideros, tengo una pilita en la que entra el agua «de la calle» para saber cuándo hay y cuándo no. Y muchas veces se queda abierta y, como se llena el balde (permítanme ese orientalismo), no suena el chorrito (o ¡chorro! en algunas oportunidades) que desborda el recipiente, y el H2O se malgasta.

En fin, que si, a pesar de que estoy consciente de que a la vuelta de unos años habrá guerras por el agua, morirán las personas por sed y que todos debemos ahorrar, yo también la despilfarro.