Tony Ávila y el sendero entre la guaracha y la trova

Tony Ávila y el sendero entre la guaracha y la trova
Fecha de publicación: 
29 Julio 2017
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Nombres como Ñico Saquito, Faustino Oramas, mejor conocido como El Guayabero, o más recientemente, la picardía musical de David Álvarez, son esenciales dentro del quehacer artístico del joven compositor, aferrado a la riqueza del doble sentido que se hace en Cuba.

Al buscar antecedentes en su música, Ávila destacó al cronista popular que fue El Guayabero, y cómo en su casa se escuchaban sus temas, lo cual aprovechó para nutrirse de esos motivos, cual pinturas al óleo.

Los mencionados sobresalen también por el hecho de nacer en Cuba, y ello te da ese sentido del humor, de la picardía; no hacer humor por humor, sino me interesa llevar a la gente mensajes profundos a través de esa herramienta, indicó el artista.

El cubano siempre tiene en la punta de la lengua un chiste, riéndose de sus propios problemas, y eso yo lo llevo a la música, está en mi propio ADN, en mis genes, no es nada que sale de mí forzado, ni a empujones; sobre todo, me gusta mucho la guaracha, para tocar temas sociales y cotidianos de los nacidos aquí, añadió.

Tony Ávila refirió la timba y el casino como una de sus preferencias musicales, pero solo para bailar, pues dejó bien claro que su cosecha ya está encaminada con ese humor criollo que nace de la cultura picaresca.

Siempre he sido bailador de casino, y eso lo llevo en mí como llevo mi bandera y mis costumbres e idiosincrasia; sin embargo, me importa que la gente, aunque baile con mi música, la escuche, la sienta e interiorice, subrayó.

Asimismo, explicó que el concierto realizado el pasado 21 de julio en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba fue parte de un proyecto que hace dos años realiza con una disquera dominicana llamada Juan y Nelson, con la que tiene un convenio editorial, discográfico y de presentaciones. Como fruto de ese intercambio entre Cuba y República Dominicana surge la idea de hacer un concierto con Sergio Vargas, precedido por una labor junto a Johhny Ventura que concluyó en un disco nominado a los Grammy en la edición pasada, resaltó.

Este trabajo con Vargas es de cierta forma una continuidad de ese proceso de acercamiento entre Cuba y la hermana nación caribeña desde el punto de vista cultural y musical, agregó.

La relación de nuestros dos países es muy cercana y me ha tocado a mí servir de puente para que en ambos momentos -primero con Johnny y ahora con Vargas- sirvan de pauta para la continuidad de esas citas.

La ocasión fue propicia para dialogar sobre futuros encuentros de este tipo y un posible trabajo discográfico con Juan Luis Guerra.

Ojalá que llegue esa oportunidad, sería un honor trabajar al lado de un músico tan versátil como él, por el gran compositor y cantante que es; por la diversidad de su obra que va desde el merengue, pasando por la balada, la bachata, hasta llegar al son.

Para mí es un ídolo, y un músico tan completo que hago una reverencia ante su labor, filantrópica además, por los más necesitados de República Dominicana, concluyó.

El reciente trabajo por toda Cuba, calificado por el propio Ávila como una gira parcialmente nacional o nacionalmente parcial, según el punto de vista de cada cual, ubicó al trovador entre uno de los más talentosos músicos contemporáneos y del género guaracha en la nación caribeña.

Desde el 1 de julio último, el periplo comprendió actuaciones en escenarios de las provincias de Santi Spíritus, Cienfuegos, Artemisa y Pinar del Río para promocionar su disco Que se haga la luz, compuesto por más de una docena de temas y con la participación de Omara Portuondo y Eliades Ochoa como invitados de lujo.

La placa no establece compromisos con líneas específicas de creación, ni musicales ni literarias. El trabajo más bien lo armé a partir de una necesidad de saldar deudas con ciertos temas que merecían estar en alguna producción, declaró.

Entretanto, el álbum, producido por una disquera puertorriqueña y acuñado por la cubana Bis Music para su comercialización y distribución en la mayor de Las Antillas, resultó nominado al Premio Cubadisco 2017 y es -a criterio de muchos- una agudeza para los sentidos, con géneros ancestrales y sonoridades contemporáneas.

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