Sanciones a Rusia: Tiro por la culata

Sanciones a Rusia: Tiro por la culata
Fecha de publicación: 
25 Julio 2017
0
Imagen principal: 

Para no salir de lo trillado, por muy inútil que sea, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que estudia la aplicación de nuevas medidas contra Rusia, en un afán de molestar a Moscú por cualquier vía y exacerbar al pueblo contra el gobierno de Vladimir Putin.

No nos llamemos a engaños: toda muestra de acercamiento de Trump en conversaciones con el propio Putin o el de China, Li Xianning, es seguida de acciones contra ambas naciones y mantener un estatus de tensión que favorece al principal interés que representa, el armamentístico.

La actitud de Trump y anteriores presidentes para con Rusia se basa en la suposición de que una presión continua sobre ese país obligará al régimen del presidente Vladímir Putin a hacer concesiones o incluso provocará su desplome, lo cual demuestra que el Imperio se sigue equivocando, porque nada podría estar más lejos de la verdad.

La suposición subyacente a la eficacia de las sanciones occidentales es la de que el profundo deterioro económico resultante de ellas volverá al ciudadano ruso contra el Kremlin, por lo cual  Putin no podría soportar la disensión en aumento de las zonas urbanas acomodadas y la incipiente clase media, en primer lugar y, finalmente, del pueblo en general.

Entretanto, según esa concepción, la presión militar -en forma de un posible ayuda letal a Ucrania- inmovilizará igualmente a los rusos de a pie contra Putin. Reacios a ver morir a sus hijos en Donbass, formarán un movimiento antibélico que lo obligará a contener sus supuestas ambiciones territoriales. Presionado desde arriba y desde abajo a un tiempo, el Kremlin tendrá que cambiar de políticas y tal vez comenzar incluso a “democratizarse” al estilo occidental, que no es realmente democracia.

Lo que las autoridades occidentales no entienden es que lo más probable es que semejante actitud, en lugar de socavar el régimen, hará que los rusos cierren filas tras él. Las encuestas de opinión muestran que por lo menos del 69% al 80% del pueblo considera que las presiones y sanciones occidentales no van dirigidas contra Putin, sino contra Rusia y sus ciudadanos, de ahí que sea enorme el apoyo de la política de Moscú hacia Ucrania y tenga también enorme aceptación la solidaria con Siria.

Quien conozca algo de la historia de Rusia, y mas luego del triunfo de la Revolución Bolchevique de 1917, debe saber que los rusos tienen por tradición la defensa de sus compatriotas contra los extraños, y en este caso los atacados son Putin y su gobierno, y más cuando esas invectivas provienen de personajes como Trump y de entes de Kiev impuestos por los miles de millones de dólares inyectados por Occidente y que  son calificados justamente de neonazis.

La sociedad rusa lleva decenios, si no siglos, militarizada. La preparación militar era uno de los más importantes valores compartidos de la Unión Soviética, sentimiento reflejado en el lema estampado en las insignias concedidas a los niños que sobresalen en el atletismo: "Preparado para el trabajo y la defensa".

En ese marco es en el que Putin ha podido utilizar las presiones occidentales como un instrumento para recuperar el apoyo de muchos rusos, que hace tan sólo unos años se habrían sentido alejados de su gobierno, si no marginados por él. Ante una amenaza a su patria, el ruso medio apoya a los dirigentes del país, y esto es válido para todas las clases sociales, porque, con alevosas excepciones, el patriotismo es algo inherente al ciudadano de la nación que más combatió y sufrió durante la Segunda Guerrea Mundial y, a pesar de la propaganda imperialistas, está adherido al ejemplo heroico desplegado en lo que bien denominó la Gran Guerra Patria.

La otra cara

Las sanciones contra Rusia, bajo el pretexto de la emancipación del pueblo de Crimea y su decisión mayoritaria de integrarse nuevamente a la Federación, ya tienen tres años, y hace dos el primer ministro húngaro. Viktor Orban, instó a los europeos que se distanciaran de las medidas dictadas por Estados Unidos.

Recuerdo que en aquel entonces, Orban criticó que el denominado Viejo Continente acatara las represalias contra el Estado euroasiático impuestas por Washington, al señalar que “la Unión Europea se disparó a sí  misma en el pie”, tras perjudicar sus relaciones comerciales con Rusia.

La cuestión es que millonarios contratos de Rusia convenientes a Francia y Alemania quedaron congelados, a España le pasó otro tanto, y solo en el primer año, la UE dejó de percibir más de 21 000 millones de euros, lo cual pudiera ascender en estos momentos a unos 150 000 millones, por lo bajo, en medio de una crisis económica de la que solo Berlín se mantiene a flote, al controlar el Banco Central Europeo y presionar al Fondo Monetario Internacional cuando le viene en ganas.

Pero lo más preocupante en ese momento para el bloque de los 28 fue la decisión de Rusia de retirarse del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales, dada a conocer por la militarización de Occidente de sus fronteras. Pero este es otro tema a tratar más ampliamente, y en el cual al Imperio el tiro también le salió por la culata.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.