SMB: Título decidido por un pelo

SMB: Título decidido por un pelo
Fecha de publicación: 
19 Julio 2017
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Ganaron los europeos, pero sigo pensando que los nuestros eran favoritos, gracias a su mayor aval. Que las cosas no se hayan hecho como se debieran sobre el encerado, ya son otros cinco pesos.

El guión comenzó como se esperaba, con derrotas en 49 y 56 kilogramos, las dos divisiones más flojas del equipo caribeño. Johanys Argilagos es el vigente campeón mundial de su peso, pero no lo ha demostrado después de coronarse, y Javier Ibáñez necesita mayor fogueo para brillar en un escenario como este.

Luego ocurrieron cinco triunfos consecutivos de los cubanos, algunos bien cerrados, pero triunfos al fin, con el mérito añadido de haberse logrado en tierra hostil, donde se deben doblar los esfuerzos. De manera brillante lo hicieron Andy Cruz (64), aunque los jueces increíblemente hayan votado de manera dividida, Julio César La Cruz (81) y Yosbany Veitía (52).

Llegó entonces un nuevo descalabro, tampoco sorpresivo porque se trataba del debut en la Serie Mundial de Boxeo para Yoandy Toirac (más de 91), quien se vio agotado desde el segundo asalto, incapaz de imponerse a un rival que no enseñó nada del otro mundo. Sigo sin entender cuál fue el «movimiento estratégico» que motivó la inclusión de Toirac por encima de la José Ángel Larduet, quien se mantuvo invicto en la fase clasificatoria y los primeros cruces. Me parece que Larduet le ganaba a este hombre, pero incluso si hubiese perdido, se trata del dueño de la división en Cuba y debió ser el escogido.

A seguidas vino el pleito más controvertido, pues los otros dos fracasos para mí no ofrecen dudas: los oponentes fueron mejores. Sin embargo, me cuesta creer que Lázaro Álvarez (60) le haya podido ganar solamente un asalto a Zakir Zafiullin. Al menos así lo vieron dos de los tres jueces del tope, completamente ajenos a lo que el árbitro marcaba sobre el cuadrilátero. Fueron dos las amonestaciones realizadas a Zafiullin (una más y era descalificado), en ambos casos por botar el protector, y siempre luego de recibir golpes directos de Lazarito.

No obstante, quienes estaban en las máquinas de votación al parecer no veían los impactos del cubano, porque incluso en ese asalto donde fue amonestado el kazajo, lo vieron ganar. Me acusarán de chovinista, pero en mi opinión, el pinareño venció en por lo menos dos asaltos, y con eso era suficiente para ganar la pelea y traer el título para Cuba, porque perdió 1-2, con par de puntuaciones adversas 46-27, que hubieran sido al revés.

De alguna manera, es el precio de ir a definir el título a una sede que puso el dinero para organizar la final, y de todas todas debía recuperarlo. Estaba claro que, una vez más, había que matar sobre el ring, pero como he dicho otras veces, eso no siempre es posible, porque los contrarios también se preparan.

Vendrán ahora los análisis puntuales sobre la actuación de cada púgil, y también sobre la seriedad de un torneo que aprueba una cosa al principio y hace otra al final. Por desgracia, nuestras oportunidades de fogueo son muy escasas, y no se contempla la posibilidad de retirarnos de la Serie, que era lo que correspondía cuando comenzaron las irregularidades.

En fin, se cayó con las botas puestas. Me parece que hay más para reflexionar sobre lo sucedido fuera del ring que sobre él.

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