Final de la SMB: Arlans indomables e históricos con triple corona

Lo cierto es que el veredicto estuvo en correspondencia con este argumento de localía, amén de que los anfitriones tuvieron pleitos que ganaron de forma inobjetable. Por momentos pensé que acariciaríamos el trofeo, pues luego de los deslices iniciales de Jhoanys Argilagos (49 kg) y Javier Ibáñez (56) logramos eslabonar una cadena de cinco triunfos en línea, y con el tope 5-2 a nuestro favor, los Arlans protagonizaron una remontada épica, para llevarse en definitiva la VII Serie Mundial de boxeo por global de 6-5 e inscribirse en la historia como la primera franquicia capaz de atesorar la triple corona.

Ahora se sucederán los análisis, muchos aficionados y algunos entendidos cuestionarán las ausencias de Robeisy Ramírez (56) y José Ángel Larduet (más de 91) en ese duelo crucial, como también en el plano de lo grisáceo pudiera colocarse el veredicto dividido favorable al ídolo local Safir Safulin vs. Lázaro Álvarez en los 60 kg. La batalla más cruenta de las 11 efectuadas en toda la línea, demostración de boxeo total por ambos contendientes.

La verdad en la arena

Hubo varios picos de rendimiento halagüeños en la gran final. El primero de ellos, la recuperación inobjetable del titular olímpico Arlen López en los 75 kg. Exigido por su oponente, tuvo que brindar su mejor versión hasta el pitazo final, pues dicho acto llegó igualado al quinto round. De hecho, en esa pelea los jueces iniciaron con un adverso 0-3 para el antillano que solo ellos vieron y en lo adelante se complicó el combate lógicamente para el guantanamero. Entonces sacaría su estirpe, puso sobre el encerado su capacidad para boxear a ambas manos. Entonces sus puños decretaron el 3-0 definitivo, cuando aliento y fuerza ya estaban al límite.

Otro desenlace que debió ser 3-0 en toda la línea y sin embarco concluyó 2-1 fue el de Andy Cruz. El matancero mantuvo su invicto en Series Mundiales con una decena de sonrisas y constató el hecho de que en la actualidad es uno de los mejores hombres libra por libra de nuestra legión. Efectividad en sus ataques, constantes combinaciones que taladraron a su oponente, fueron la divisa exitosa de Cruz.

El C-1, que se antojaba la mitad del largometraje lo selló Erislandy Savón. Sólida demostración, buena forma física, jab que caló a su antojo la anatomía contraria constituyeron sus herramientas triunfales.

Inspirados por ese performance iniciaron a ritmo de paso chévere en el C-2 Julio César La Cruz (81) y Yosbany Veitía (52). La Cruz inició con compases que distaron de su habitual relampagueante estilo frente a Arman Rysbek. Fue dueño y señor a partir del tercer asalto y apostó por su mayor alcance ante un adversario zurdo, de pegada y con 26 años. Retomando su waving habitual y desplazamientos de piernas, La Cruz se apoderó de la pelea y ratificó su superioridad y condición de as bajo los cinco aros. Puntuación de 49-46, 49-46 y 50-45 así lo confirmaron.

Igual 3-0 (48-47, 49-46, 50-45) mereció el espirituano Veitía, para extender su récord en Series Mundiales a 23-3. Veitía penetró en reiteradas ocasiones la guardia de su adversario con rectos de derecha y propinó los ganchos neurálgicos en la corta distancia. Olzhas Sattibayev luchó, pero se vio superado por Veitía en toda la ruta.

La debacle…

En lo adelante la escuadra dirigida por Rolando Acebal se vino abajo. El súper completo Yoandy Toirac, después de los primeros compases ante Otzhas Bukayev se desmoronó. Fue como si lo hubieran inyectado un ámpula de lentitud y descoordinación. Bajo fondo físico guardia vulnerable y combinaciones imprecisas hicieron de su combate el más deslucido del espectáculo. El veredicto no se hizo esperar y por 45-49, 46-48, 46-49 Toirac abandonó el ring y concluyó su “agonía”, que por cierto constituía su estreno en esta versión de la Serie. Otra razón de peso para lanzar una interrogante profunda sobre el porqué de su cambio por sobre Larduet.

Comentábamos que había sido la batalla más emotiva del cartel final, y quizás pudiera haber tenido otro final. El triunfo de Lázaro Álvarez hubiese significado sellar la victoria por parte de los nuestros. Pero no fue así en definitiva. Safulin tomó desquite por veredicto dividido de 47-46, 46-47, 46-47. Ritmo trepidante y suspense hasta el round conclusivo marcaron el combate entre ambos.

Hasta ese instante la ventaja mínima de 5-4 favorecía a los nuestros, pero Roniel Iglesias (69), al igual que sucedió en el 2015 no pudo descifrar el enigma de nombre Aslanbek Shymbergenov. El kazajo fue mucho más preciso con su jab, sacó provecho de su alcance y mantuvo su defensa atinada para no permitir libertades a Roniel, quien se vio superado y cayó en el estilo de combate de su oponente. Por segunda ocasión hincó su rodilla en finales ante Shymbergenov el pinareño, ahora de forma inobjetable 49-46, 50-45 y 49-46.

Con la mesa servida y la adrenalina al límite, había que efectuar el desempate. Frank Zaldívar y el debutante de 23 abriles Olzhas Bainiyazov se veían las caras por primera vez. Ambos subieron como trombas, lanzando hondonadas de golpes pero el anfitrión poco a poco fue sacando provecho de sus combinaciones y su letal derecha que encontró el rostro de Zaldívar en varias ocasiones. Una de las causas, el hecho de que el indómito descuidaba un poco su guardia a la hora de propinar sus ataques.

Esa fue la realidad sobre el ring, independientemente de algunas votaciones cuestionables. La historia de la Serie Mundial les sonrió a los kazajos por tercera ocasión, algo sin precedente en siete ediciones de esta justa. Para los nuestros, sacar experiencias de este desenlace adverso, segundo en finales ante los Lobos que ahora exhiben global en el cara a cara de 14-17 desfavorable, y a continuar preparándose tras los análisis con todo rigor para encarar el Mundial de Hamburgo. Cest la vie.