Casas de Cultura y gobiernos locales: una alianza a consolidar

Casas de Cultura y gobiernos locales: una alianza a consolidar
Fecha de publicación: 
11 Julio 2017
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Una Casa de Cultura fea, desbaratada, sin asientos, ni luces, no resulta de interés visitarla. Ese es un elemento que deben comprender los gobiernos locales –ahora con mayores flexibilidades- porque de ahí salen las propuestas de presupuestos y proyectos.

Este fue uno de los señalamientos de Margarita Mejuto Fornos, presidenta del Consejo Nacional de Casas de Cultura, al ofrecer algunos detalles a CubaSí, luego de intervenir en la sesión de trabajo de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, efectuada este lunes.

La funcionaria del Ministerio de Cultura (MINCULT) resaltó que la cifra de tales instituciones en el país sobrepasan los municipios; es decir hay un total de 349, dentro de las cuales están las llamadas comunales, porque en un mismo territorio pueden existir más de una.

Comentó que actualmente algunas están siendo objeto de un proceso inversionista de una forma rápida, según la comprensión de los gobiernos respecto al papel de la institución en el desarrollo comunitario y en otros lugares ocurre más lentamente, al ser evaluados como espacios patrimoniales y, por tanto, demandan un presupuesto superior y una atención esmerada desde el punto de vista de su reconstrucción.  

Creo se avanza en el entendimiento de que lo primero es mejorar las condiciones de vida de los que allí trabajan y tener instituciones lo más confortable posible para que la gente acuda a ellas, resaltó.

 
Al evaluar el trabajo cultural comunitario reafirmó que es raíz e identidad.  “En la Cuba de hoy –explicó- significa trabajar en barrios y en comunidades, no solo por la diversidad de grupos sociales y complejidades, sino por el hecho de fortalecer los sentidos de pertenencia, los símbolos patrimoniales y la construcción de la memoria histórica. Y eso donde único se puede hacer es en los barrios”.

Por eso la importancia –manifestó- del vínculo entre los adultos mayores y los jóvenes, los niños y dentro de eso, y como parte de ese entramado social las instituciones culturales de base: la galería, la biblioteca y, en particular, la Casa de Cultura. Todas juegan un papel fundamental.

Abogó por el entendimiento de los gobiernos, pues incluso –señaló- hay lugares donde lo único que existe es la escuela y la Casa de Cultura, no hay otra institución que preste este tipo de servicios.

De ahí la necesidad de redimensionar su labor, de no verla como hace 20 ó 30 años atrás, porque las comunidades de hoy no son las de antaño, y lograrlo a partir de sus propias potencialidades y en la figura de su profesional por excelencia que es el instructor de arte, además de los promotores culturales y el movimiento de artistas aficionados.

 
Entonces la estrategia de los gobiernos debe centrarse en mejorar las condiciones de trabajo, los estados físico-constructivos, dotarlas de instrumentos musicales y materiales para que allí puedan expresarse las diferentes manifestaciones artísticas. No se puede pensar que el arte comunitario es menor, sentenció.
 

Necesitamos –dijo- espacios adecuados, con una fuerza técnica capacitada y preparada, que realmente pueda interactuar con los procesos culturales de base y con los problemas sociales de las comunidades.

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