En blanco otra vez en Surcorea

Nada bien se nos dan los Mundiales de taekwondo en Surcorea, la nación donde precisamente se creó este arte marcial. Tras el inicio de la práctica de esta disciplina en Cuba, tres han sido las citas del orbe organizadas en ese país (las tres en este siglo), y en ninguna de ellas la mayor de las Antillas ha logrado subir al podio.

Dato revelador, si se toma en cuenta que desde que asistimos regularmente, solo en estos Mundiales nos fuimos en blanco. Pues sí, ni en Jeju-2001, ni en Gyeongju-2011 ni ahora en Muju-2017 hemos logrado encaramar a nadie en el estrado de premiaciones.

El resultado más llamativo fue precisamente el de este año, pues a la cita acudimos con una amplia delegación de ocho representantes (cuatro por sexo), y quien más lejos llegó fue Robelis Despaigne (más de 87 kilogramos), quien cayó en octavos de final, aunque justo es reconocer que Glenys Hernández (73), en su regreso a un Mundial luego de su sanción de dos años, cayó ante la posterior campeona: la serbia Milica Mandic, y por un apretado 5-6.

Por debajo de lo esperado estuvo Rafael Alba (87), quien abrió con éxito 25-4 sobre el indio Akshay Hooda y luego perdió 11-14 ante el iraní Saeid Rajabi, un rival asequible para su nivel competitivo.

El colectivo de entrenadores de la escuadra varonil declaró antes de partir a suelo asiático que se esperaba más de una presea en esta lid, y los resultados no lo respaldaron.

Además, al no avanzar lo suficiente, no pudieron obtener puntos para el listado universal, vitales para poder aspirar a logros importantes en los venideros Juegos Olímpicos de Tokío-2020.

En casa se harán los análisis pertinentes, pero esta vez no trascendió que hubiera cambios notables en el reglamento, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, y que siempre nos cuesta asumir por la falta de roce internacional.

Tampoco es una buena noticia en tiempos de estrecheces económicas, donde se calibra muy bien donde poner cada centavo, y cuando no se dan los resultados esperados, lamentablemente, lo poco puede traducirse en nada.