MIRAR(NOS): La mujer perfecta para Peter Pan

MIRAR(NOS): La mujer perfecta para Peter Pan
Fecha de publicación: 
30 Junio 2017
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Me autorizo a comenzar así, casi desacralizando el cuento infantil, porque de sobra sé que esta columna no la leen los niños. Bueno, mejor no generalizo, pero eso es lo que espero, incluso por los tópicos a veces subidos de tono. Los asiduos me entenderán.

Hace una semana me encontré con una vieja amiga en la red de redes. Tan bendita ella, la web, siempre acortando distancias y con ese poder tan exclusivo, por decirlo de algún modo, de resucitar a los muertos. El caso es que le había perdido completamente el rastro. No tenía otro modo de comunicarme con ella, a no ser mediante Facebook y ¡tarán!, se hizo el milagro.

Le pregunté cómo estaba, porque normalmente la gente se pone a hacer un recuento de todo lo que ha pasado desde la última vez, y no es que no me interese su pasado, pero mi recontralimitado tiempo a veces no me permite entrar en muchos protocolos.

En este punto, reconozco por escrito (públicamente) que puede parecer una irreverencia de mi parte, o peor, una falta de modales de las que la gente no perdona porque no es justificable el desinterés por toda la trayectoria del otro.

El caso es que su primera respuesta fue: «Estoy bien, sigo con mi síndrome de Wendy». Uff, primer gaznatón en pleno rostro. Algo había escuchado sobre el tema, pero no quise pecar por desconocimiento y, antes de que terminara de contarme toooodas sus circunstancias actuales, divorcio incluido, me documenté.

Si mi imaginación hubiera estado al 200%, sería probable que una rápida revisión mental de la película infantil me hubiera ayudado para caer en la cuenta. Sin embargo, era sábado, disculpen todos mis olvidos debido al reposo neuronal que implícitamente trae consigo el fin de semana inminente y necesario.

A mí siempre la psicología tiene la facultad de sorprenderme. Cuando busqué, adivinen mi cara de asombro porque exista un «padecimiento» vinculado al personaje de James Matthew Barrie.

Pues bien, «un Peter Pan» es una persona, hombre o mujer, que quiere ser siempre niño; es decir, no quiere crecer, ni madurar, ni adquirir responsabilidades. Para que esta personalidad prospere, este sujeto buscará una pareja que se encargue de gestionar todo aquello que no desea hacer o asumir.

Como resultado, este tipo de persona buscará un hombre o mujer con una personalidad como la de Wendy: siempre intentará satisfacer las necesidades de Peter Pan, asumiendo todas las responsabilidades que el otro no quiere, así como olvidándose del cuidado de su propia persona en beneficio de esa otra parte.

Más que el trato de una pareja, Wendy se asemeja al de una madre sacrificada, siempre incondicional a un hijo, pero por norma general, son personas inseguras y con baja autoestima que, de alguna manera, buscan que el otro dependa de su persona para así sentirse útiles y evitar ser rechazadas o abandonadas.

Lo que me sorprende es que alguien pueda asumirse Wendy. Es decir, no comprendo de qué forma la dependencia puede ser tan recíproca, que implique esa total renuncia de gustos o preferencias particulares. Dejar de ser uno mismo para ser por el otro parece cosa nada más de las madres.

Entiendo que puede ser real, hasta porque conozco a personas enfocadas más en el otro que en sí mismas, pero me parece una cuestión superable.

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