Un capricho muy oportuno de la música cubana

Un capricho muy oportuno de la música cubana
Fecha de publicación: 
7 Mayo 2012
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Un nuevo e importantísimo álbum para la música cubana acaba de ver la luz. Capricho cubano, con obras del maestro Alfredo Diez Nieto, nominado al Cubadisco 2012 en la categoría de Música de concierto, se erige desde ya como un monumento, como un testimonio patrimonial de la cultura cubana.

 

Con más de 90 años, este compositor, considerado entre los más importantes del siglo XX en Cuba y América Latina, es uno de los pocos grandes músicos vivos que con su edad sigue produciendo de manera tan creativa en esta Isla, con una obra viva, palpitante.

 

Y entiéndase por producir la escritura musical al mismo nivel de la pedagogía, vocación esta última que él ha defendido por décadas en el Instituto Superior de Arte y que es, por excelencia, la expresión máxima de la creación.

 

Su obra es conocida por expertos como algo que no se parece a nada, completamente independiente, diferente, sin ceñirse a tendencias. Outsider, dicen las notas al disco, pero no desde un ángulo excéntrico, sino como señas de un revolucionario del arte, consecuente por sobre todo con su visión del mundo y la música.

 

Por azar, o por error, la obra de ese incansable artista no había sido publicada, y es ahora -gracias a la disquera Colibrí y el pianista Ulises Hernández, encargado de la producción musical- que piezas memorables de su repertorio como la Gran Sonata para Piano o el tema que le da título al disco, son llevadas a un fonograma para comercializar y dedicar a la enseñanza artística.

 

Jesús Gómez Cairo, director del Museo Nacional de la Música, comentó que las obras de Diez Nieto son técnicamente muy difíciles de interpretar debido a su complejidad dramatúrgica, en la que se imbrican elementos de nuestra identidad con la música universal de una manera orgánica.

 

Si bien esta complejidad es un reto para los intérpretes, para nosotros como oyentes es un goce y, para quienes no conocíamos su música, es una revelación inconmensurable, un ejercicio para todos nuestros sentidos, no solo el auditivo, porque escuchando estos temas olemos, saboreamos, tocamos y soñamos la música, el aire, la luz…

 

Capricho cubano incluye dos volúmenes de música (uno para piano y otro para orquesta) y un disco multimedia con información complementaria sobre la vida y obra del maestro, que antes no había sido editada en un producto de este tipo.

 

En los intérpretes del disco están reflejadas tres generaciones de músicos cubanos, y no es casual. El joven Leonardo Gell, director del Trío Concertante y a cargo de los pianos, conversó con Cubasí sobre su experiencia con este álbum.

 

«Tocar la "Gran sonata para piano" era un reto grande, varias personas me habían comentado lo difícil que sería de tocar y eso me había sugestionado, incluso alguien me dijo que si lograba interpretarla, tendría un punto a mi favor. Tiene casi 40 minutos con tres grandes movimientos. Es un hito de la música cubana, finalmente me decidí».

 

-¿Cómo surgió la idea de hacer un disco de este tipo sobre una obra inédita en cuanto a grabaciones musicales?


-Compartí con el maestro Ulises Hernández la inquietud de hacer un disco sobre Diez Nieto. Creo que él es el único compositor cubano que con más de 90 años sigue escribiendo.

 

Es muy fuerte que un compositor tan importante tenga su primer disco a los 93 años, pero como dice el dicho, si la dicha es buena, más vale tarde que nunca. Para nosotros es un orgullo haber trabajado tantas horas con él. El disco recoge una selección de su obra hasta 2010.

 

Le propusimos la idea a Producciones Colibrí y aquí está el resultado, que no hubiera tenido esta calidad si no hubiera estado el pianista Ulises Hernández, que es además mi maestro.

 

Él fue más que un productor porque, junto a sus conocimientos en cuanto a producción musical, nos dio seguridad desde el inicio. Muchos de nosotros llegamos a un estudio de grabación por primera vez, y con él nos sentíamos muy confiados, su apoyo fue muy importante.

 

-Hay obras aquí bastante antiguas…


-Sí, la «Gran sonata» es de 1976. Precisamente quisimos hacer un viaje a la semilla con el disco de piano, empezamos por una pieza de los 90, luego una anterior y terminamos con la «Gran sonata». En el de música de cámara hay obras de los años 40 hasta los 2000.

 

El oyente se dará cuenta de que el maestro no ha pasado por etapas evolutivas, sino que siempre ha tenido el mismo concepto sobre la música en general. Su misión ha sido trabajar los ritmos cubanos, mezclados a las grandes formas universales.

 

Diez Nieto fue discípulo de Amadeo Roldán, quien junto a Caturla sentó una vanguardia en la música cubana en los años 20 del siglo pasado. Diez Nieto es una continuación de esa escuela y no por haber sido alumno de Roldán, sino porque él ha reflejado en su música, de manera continua, esos preceptos desarrollados por los dos grandes autores.

 

Desde siempre él tuvo una visión muy ambiciosa de la música. De hecho se le reconoce como el primero en haber escrito una sinfonía cubana para orquesta, con solo 22 años, aunque ese tema no está en el disco. Además, su sonata para piano y para violín son obras cumbres de la música cubana, así como el concierto para piano y orquesta.

 

-¿Cuál era el interés de que su música fuera interpretada por jóvenes en el disco?


-Es una premisa de Colibrí, sobre todo para música de concierto hecha por compositores vivos, que esta sea interpretada por jóvenes, porque nosotros vamos de una manera muy desenfadada a las obras que tienen muchos años, a veces más de un siglo, y siempre le aportamos una energía, un carisma muy especial.

 

En el disco contamos también con el violinista Evelio Tieles y Ulises Hernández. Con este último comparto en la obra «Capricho cubano» a dos pianos. Para mí eso fue un regalo porque él es mi maestro y me ha enseñado mucho.

Tal vez en el futuro otros intérpretes nos superen con las obras del maestro, pero haber trabajado directamente con el autor vivo es algo que tiene un gran valor.

 

-¿Cómo fue el trabajo de concepción del disco junto a Diez Nieto?


-Fue una gran experiencia, muy especial. Él nos iba diciendo todo lo que debía estar, cómo debía sonar cada instrumento. Su ayuda fue fundamental. Nosotros estuvimos grabando entre mayo y octubre de 2009.

 

Luego nos dedicamos a recopilar información para la multimedia: fotos, partituras, programas de concierto, recortes de prensa, biografías de intérpretes, catálogos de obras, caligrafía manuscrita del maestro, críticas, una entrevista hecha por el doctor Rafael Guzmán, donde el maestro habla sobre sus consideraciones sobre la música, algo muy importante para los estudiantes… todo ese trabajo nos tomó casi un año para lograr una visión bien amplia de él y su obra.

 

-Se habla de identidad y cubanía en la obra del maestro. ¿Qué elementos tiene el oyente para percibir eso?


-Lo más importante que van a encontrar es el trabajo de la rítmica cubana, los ritmos cubanos, que, por supuesto, tienen mucho de la música universal. Diez Nieto usa las formas clásicas, como las sonatas entre movimientos, las estructuras formales concebidas desde el XVIII, los títulos de algunas obras, pero básicamente es la rítmica cubana.

De hecho, el tema «Capricho cubano» lo escogimos porque refleja esa obsesión, esa necesidad de él de expresar su cubanía.

 

Él nunca fue un compositor que se dejara llevar por las corrientes de moda. Nació en 1918 y en él no se ve obras con técnicas de creación vanguardista o algo parecido porque fue, desde sus inicios, muy consecuente con sus principios, su música.

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