Del cine francés: La fuente de las mujeres

Del cine francés: La fuente de las mujeres
Fecha de publicación: 
7 Mayo 2012
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Son bellas y caras las mujeres que ha tomado el director Radu Mihaileanu para su película. En ella actúa la hermosa Leïla Bekhti, con un personaje que toma de ella su propio nombre y el significado que tiene en árabe: noche. Y está también la ya no tan pequeña Hafsia Herzi, una actriz sorprendente para su corta edad, con un recorrido igual de admirable.

 

Todas de origen árabe porque, aunque La fuente de las mujeres es un filme francés, cuenta una historia en y del Medio Oriente. Algo de Las mil y una noches, un libro al que se hace referencia en la película, algo de la forma de narrar de Sherezada, pervive en esta historia árabe del siglo XXI que relata la huelga de no-sexo que organizaron las esposas de una aldea para que sus maridos resolvieran la falta de agua que existía.

 

Con los campos áridos y sin otra forma de empleo, aquella aldea medioriental solo subsistía gracias a las donaciones caritativas de los turistas. Sin embargo, los hombres, amparados por las tradiciones y por una lectura tendenciosa del Corán, no habían buscado otras labores que realizar, mientras que las mujeres debían, como dicta la tradición, buscar el agua desde muy lejos y apaciguar con ella la falta en el pueblo.

 

¿Qué hacían los hombres con el dinero de los turistas? Nunca se dice. Pero lo cierto es que no estaba entre sus planes construir una tubería que aliviara el trabajo de sus esposas.

 

Al fondo de esta lucha femenina, Radu Mihaileanu hace crecer una historia complejísima con múltiples personajes, cada uno con una carencia o tara social significativa. Dibuja el rostro de aquel mundo, explica las causas de su pobreza, los retos de las mujeres, la necesidad de estudios, de una relectura de su libro rector el Corán, la llegada de la globalización...

 

Cada uno de estos trazos los realiza sin sacrificar nuestro interés por la huelga y las consecuencias que tiene sobre aquellas que la ejecutan. Y en primer plano, nos cuenta la historia de Leïla, nuestra Sherezada, que tiene un esposo ilustrado, que al motivarla p or la lectura libera en ella a una mujer nueva de la que él mismo termina por sorprenderse. La propia Leïla, que es una de las impulsoras de aquella huelga, se da cuenta de que sus verdaderas exigencias van más allá, se encaminan a la igualdad de derechos entre su género y el masculino, que, según ve, el Corán también defiende.

 

No faltan en esta película, como en cada noche de Las mil..., pinceladas de romance, de dolor, de picante sensualidad, momentos de risa. Hay escenas de baile y canto, y escenas de violencia cruenta...

Sin embargo, uno no deja de percibir que el director, Radu Mihaileanu, observa el mundo asiático desde una moderada lógica occidental. Hemos llegado a un punto en que todos opinan desde nuestra latitud sobre las prácticas sociales del Medio Oriente, algunos con gran conocimiento de aquellas culturas, pero muchos con muy escasas nociones. Y cada uno de estos criterios y lecturas de aquella lejana realidad solo suma mayor confusión a nuestra perspectiva de ella; por eso hay que ser cuidadoso al utilizar siquiera una palabra que censure una práctica o la defienda.

 

El inexperto criterio de quien les escribe distingue dos valores en cierta medida excluyentes que diferencian nuestro mundo del medioriental. Mientras que para nosotros el progreso constituye un bien, una máxima; la otra mitad del mundo defiende las tradiciones con el mismo ímpetu. Por eso quizás cuando asistimos como espectadores a ciertas prácticas para nosotros añejas y sin sentido en el mundo moderno; debemos tener en cuenta que del otro lado se nos observa con igual mirada de reproche y censura por nuestro desmedido deseo de cambio.

 

Un elemento positivo de la sociedad que filma La fuente de las mujeres es el respeto con que se trata a la familia y a las viejas generaciones, la importancia que tiene la comunidad para cada persona. En nuestro mundo, cada vez más individualista, estos valores se sacrifican en busca de otras ventajas, el hombre y la mujer son más independientes, pero se encuentran más solos. Esta sería una forma distinta de leer la película de Mihaileanu.

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