Ballet Nacional de Cuba hace historia en El Salvador
El Ballet Nacional de Cuba coronó con una magistral interpretación de los clásicos Giselle, El Corsario y Don Quijote una gala histórica en El Salvador, que comenzó con una atronadora ovación a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.
La sola presencia de la legendaria bailarina y coreógrafa cubana bastó para estremecer al Teatro Presidente de esta capital, acostumbrado al ajetreo sísmico de este país, pero no a la trepidante fuerza telúrica de una compañía artística como esta.
El público pagó, y bien caro, por ver en acción a primeras figuras de renombre mundial, y el espectáculo lo valió: fabuloso, indescriptible, histórico son algunos adjetivos usados por la prensa para describir este hito en la vida cultural de El Salvador.
"Fue algo hermoso, muchos lloraron", confesó a Prensa Latina la secretaria de Cultura Silvia Regalado, emocionada aún por un espectáculo que impresionó incluso a quienes poco o nada conocen de ballet.
El virtuosismo técnico, la estilizada potencia, el histrionismo sin exagerar caracterizan las presentaciones del Ballet Nacional de Cuba, que este sábado volverá a escena, con su emblemática apropiación de los clásicos universales.
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