Leyland y Rodríguez a la caza de la gloria en el Clásico de Béisbol

A cuatro años de haber perdido en un partido por la corona, Puerto Rico regresa a un choque decisivo guiado por un hombre que le cambió la filosofía al equipo y logró que los jugadores se enamoraran de su proyecto, Edwin Rodríguez.

Más allá del choque entre dos escuadras, de las comparaciones entre Nolan Arenado y Carlos Correa, y entre Buster Posey y Yadier Molina, saldrán a la grama del Dodgers Stadium dos equipos marcados por la manera de hacer de sus principales dirigentes.

Uno, Leyland, un viejo zorro del béisbol, con una inmensa hoja de servicios en el pasatiempo nacional de los Estados Unidos, al frente de equipos y jugadores que hicieron historia.

Entre otros, Leyland dirigió a los Piratas de Pittsburg y a sus órdenes tuvo al controvertido jardinero Barry Bonds, tiempo después convertido en el máximo jonronero de la historia de las Grandes Ligas y protagonista de uno de los más sonados casos de dopaje en el deporte mundial.

Sin embargo, no fue con el Pittsburg con el que llegó a la gloria el ahora timonel estadounidense, de 72 años de edad, sino con los Marlins de la Florida, a los cuales logró clasificar a duras penas en la postemporada de 1997 para después ganar una Serie Mundial inolvidable a los potentísimos Cleveland Indians.

A Leyland le faltó solo un partido para llegar a los tres mil 500 como mánager en las Grandes Ligas, pero hay uno que nunca olvidará: el último ante el Cleveland, decidido por imparable al jardín central del colombiano Edgar Rentería.

Dos décadas después y tras estar un año con los Rockies de Colorado y siete temporadas con los Tigres de Detroit, vuelve a un enfrentamiento al máximo nivel, una situación que sabe manejar a la perfección y en la que se siente como pez en el agua.

Su aval de tres veces Mánager del Año en alguna de las dos ligas (1990 y 1992 en la Nacional con el Pittsburg, y 2006 en la Americana con el Detroit) constituyen un crédito más que interesante para el dirigente del equipo de Estados Unidos.

Sin embargo, tendrá de contrario a otro que pasó por los Marlins, ahora de Miami, y no con tanto talento como tuvo Leyland a sus órdenes, Edwin Rodríguez, quien como jugador apenas apareció fugazmente con los Yankees de Nueva York y los Padres de San Diego.

Rodríguez, de 51 años, no cree en la historia, sino en el empuje de una camada de jugadores que llega a la final con 55 carreras anotadas y solo 18 recibidas, y con la intención de terminar la labor que iniciaron hace cuatro años.

Después de avanzar al partido por el título ponderó el talento de sus jugadores y del cuerpo técnico y recalcó que su equipo trabajó como debe ser, cada partido y cada jugada, además de haber aprendido la lección de 2013 ante República Dominicana en el AT&T de la ciudad de San Francisco.

Este es mejor equipo, asegura Rodríguez, quien cree que hay poderío no solo en los titulares, sino también en el banco, con más opciones, y sobre todo con mejor capacidad para no estar nunca demasiado arriba o abajo en tiempos de victorias o derrotas.

Después de imponerse a Holanda hace poco más de 24 horas, advirtió que 'hay que tener memoria corta...Hay que aprender. Hay que ir pitcheo a pitcheo, swing a swing, entrada a entrada. Esa ha sido nuestra filosofía todo el torneo'.

Y lo más importante, Rodríguez consiguió que los jóvenes valores, como Carlos Correa, Javier Báez, Francisco Lindor, Edwin Díaz y Eddie Rosario, se sientan cómodos al lado de ilustres veteranos como el catcher Molina o el jardinero y cuarto bate Carlos Beltrán.

De cualquier manera, llegó el momento de ver frente a frente a dos timoneles con muchas diferencias, pero con escuadras poderosas a sus respectivos mandos, capaces de llevarlos a la gloria de un título en el Clásico Mundial.