DE CUBA, SU GENTE: Zulema

De alguna manera, se las arregla para lidiar con todo su patrimonio de forma simultánea; de forma tal, que marido y amante nunca coincidan en el mismo espacio.

Por ejemplo. Le dice al esposo que en el hospital le están exigiendo que haga más guardias; que hay recorte de personal; que los médicos esos qué se habrán creído, siempre están necesitando a las enfermeras; que no saben poner ni un catéter y que muchos se han graduado sin haberse leído lo que debían… El marido se confunde con las quejas y la lleva al hospital… y ella sale del Ameijeiras por el lateral, y espera en el parqueo a que llegue su amante.

El amante no tiene carro como su marido. El amante tiene moto y eso la expone. Pero de noche no importa demasiado. Van para el apartamento de él, que es muy cerca, en Centro Habana, en una azotea de la calle Lealtad y algo… que no me especifica.

Luego de revolcarse en la cama, debajo de paredes enclenques, el amante suele hacerle preguntas sobre su vida. A veces ha querido saber por qué ella le es infiel a su marido. En el momento en que converso con Zulema, yo también quiero saber:

—Por lo predecible. Y porque también estoy cansada de la jodienda de todos los días. De ser una little woman in blue jeans en vez de una dama dress up.

Zulema conquistó a su amante en la Feria del Libro del año 2012, que estaba dedicada, me dice, a las culturas de los pueblos del Caribe, y a los escritores Zoila Lapique y Ambrosio Fornet. (A Zulema le gusta la literatura… y los escritores).

—Estos escritores son tan fáciles —sentencia—, caen en mis manos como hojas de árbol en otoño. Nada más tuve que pintarme lo de allá abajo con pintalabios bien rojo… luego pasé un papel sanitario por ahí y se lo ofrecí… con mi teléfono escrito en una esquina.

—Zulema, ¿de dónde tú sacaste esa idea?

—La vi en un porno ruso. Los rusos son maestros del porno. ¿No lo sabías?