Entregan premios Hermanos Loynaz a escritores cubanos
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Los premios Hermanos Loynaz de narrativa, poesía y literatura infantil, en su edición 27, fueron entregados hoy en la sala José Lezama Lima de la fortaleza San Carlos de La Cabaña, sede de la XXVI Feria Internacional del Libro de La Habana, 2017.
Esta vez, el certamen auspiciado por el Centro Hermanos Loynaz de la provincia de Pinar del Río contó con la participación de 140 trabajos de autores noveles y consagrados de todo el país.
El jurado de narrativa integrado por Francisco López Sacha, Alfredo Galeano y Andrés Raciel González, confirió el premio a El sueño en alguna parte, del manzanillero Maykel Paneque, quien destaca por abordar descarnadamente la realidad, con historias que se relacionan de modo inteligente, sutil y con buen empleo de las técnicas narrativas, destaca el acta.
Las menciones fueron a las obras Juegos imprecisos, de la artemiseña Aylín Guía Prieto, y a También yo, de la villaclareña Liany Vento García, por la estética y el tono auténtico de ambos.
Jesús David Curbelo, Soledad Cruz y Carlos Etiel Gómez, decidieron como jurado en la modalidad de literatura infantil que fuera ganadora la noveleta ¡Antonina no te rajes!, de Maylén Domínguez Mondeja, por el manejo simpático y penetrante de la realidad política, económica y social cubana.
Estos prestigiosos escritores sugirieron además a los organizadores del evento, independizar como categoría los libros destinados a las edades de iniciación en la lectura, los cuales por lo general se hallan en desventaja.
Pedro Julio Cordero, Daniel Zayas y Edel Morales informaron su veredicto de que el cuaderno Partos bajo la tierra, de Daniel Zayas, del municipio especial de Isla de la Juventud, obtuvo el primer lugar en el género poesía, por su frescura, lirismo y originalidad.
La fortaleza habanera acogió también la presentación de los tres textos ganadores del certamen en 2016: Extras, de Raúl Flores, Lupus, de Eduard Encina, y Fábulas impúdicas, de Alberto Garrandés.
Además, se efectuó el lanzamiento de Las Cartas que no se extraviaron, una compilación de 92 misivas que dirigió Dulce María Loynaz a personalidades de su época, y que por no tener la intención de ser publicadas develan la personalidad más íntima de la autora, destacó Curbelo.
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