EN LA FERIA: Sobre la emigración, una mirada…

EN LA FERIA: Sobre la emigración, una mirada…
Fecha de publicación: 
16 Febrero 2017
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Todavía no se puede ofrecer una valoración definitiva de la manera en que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, y las últimas medidas y acuerdos entre los gobiernos de los dos países, han influido en la emigración cubana en ese país. Tampoco sabemos con certeza el rumbo definitivo que tomará, en ese sentido, la nueva administración estadounidense. Pero sí podemos mirar atrás, pues esta es una historia pletórica de peripecias, que ha marcado el devenir político, social, económico y cultural de la nación.

Eso ha hecho el Doctor Jesús Arboleya en el libro Cuba y los cubanoamericanos. El fenómeno migratorio cubano, publicado por el Fondo Editorial de Casa de las Américas.

Arboleya ganó con este título el Premio Casa de 2013, y posteriormente el Premio de la Crítica. Merecidos galardones, pues se trata de un estudio bien documentado, muy bien escrito, con agudas reflexiones sobre un fenómeno que precisa no atrincherarse en visiones reduccionistas, pues tiene múltiples y muy complejas aristas.

Cuando uno se detiene a pensar en que aproximadamente el diez por ciento de la población cubana se ha integrado a ese flujo migratorio, convendrá en que no se puede generalizar. Los vaivenes de la relación entre Cuba y los Estados Unidos han marcado las dinámicas de esos procesos, hasta el punto de que esa misma emigración ha sido la protagonista esencial de importantísimos acontecimientos.

El Doctor Arboleya hace un recuento diáfano, sosegado, evitando simplificaciones y consignas apasionadas.

La confrontación ideológica entre dos modelos, el estímulo por parte de los Estados Unidos de una emigración no siempre legal y ordenada, las reacciones puntuales en épocas de marcada efervescencia, la propia excepcionalidad de algunos mecanismos (discutibles y polémicos con la perspectiva de los años)… han ido consolidando estereotipos que muchas veces obstaculizan un análisis integral, bien contextualizado de este fenómeno.

Este libro se centra en lo macro. Está claro que hay infinidad de historias de vida que pudieran aportar todo tipo de visiones. Pero el autor va mucho más allá de una fría relación de hechos. Es muy interesante, por ejemplo, sus reflexiones sobre la impronta de la emigración en la cultura y la identidad del cubano, del que vive aquí y del que vive allá.

El autor demuestra perspicacia y sentido común a la hora de vincular elementos, a primera vista inconexos, con la finalidad de encontrar explicaciones lógicas a determinados acontecimientos o procesos. Y todo sin resultar pedante o impositivo. O sea, el lector encuentra siempre oportunidad para sacar conclusiones propias.

Sería bueno intercambiar con el Doctor Arboleya sobre los últimos sucesos en esta historia bilateral, esos que por fuerza no pudieron ser incluidos en el volumen. Pero este libro en concreto ya ofrece muchas claves para entender lo que está pasando. Y también para vislumbrar un futuro deseable.

Lo especifica el autor en el párrafo final de su libro: “La existencia de una comunidad cubanoamericana voluminosa y potente no es necesariamente mala para Cuba, si prevalece en quienes la integran el sentimiento de solidaridad con su patria de origen y sus relaciones con ella se organizan a partir de normas que potencien los contactos en vez de enajenarlos. En esto radica el reto de la política migratoria cubana. Mirando hacia el futuro ni siquiera bastaría plantearse normalizar las relaciones con los emigrados, sino integrarlos a la vida nacional y contribuir a la preservación y el desarrollo de su identidad mestiza, como son en definitiva todas las identidades”.

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