Serie del Caribe: Apuntes más allá de lo que pueda suceder

Serie del Caribe: Apuntes más allá de lo que pueda suceder
Fecha de publicación: 
6 Febrero 2017
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Hurgando en la memoria vienen a la mente sucesivos recuerdos de derrotas, y no solo eso, pues los tropiezos no fueron siquiera vendiendo caros los reveses. Premier 12, II y III Clásico Mundial, Panamericanos de Guadalajara, certámenes del orbe en la categoría juvenil… la propia Serie del Caribe, pues incluso cabe destacar que en la versión del 2015, cuando se coronaron los Vegueros de Pinar del Río, Cuba pasó de forma agónica en el cuarto lugar con 1-3 a las semifinales.

Los alazanes terminaron en la cúspide de la ronda preliminar abrazados con 3-1 a Venezuela y México. Ciertamente, cuando usted lea estas líneas puede que la tropa de Martí haya avanzado a la final si dispone por segunda ocasión de las Águilas de Mexicali anfitrionas o que hayan sido víctimas de una venganza. De cualquier manera, merecen elogios y un análisis de piezas claves:

Comencemos por las estadísticas colectivas, pues madero en ristre, los nuestros culminaron en el segundo escaño de average colectivo con 288, superiores a una media de 262 y únicamente superados por los cuates (293). Sin embargo, lideraron la ofensiva de largo alcance con 12 extrabases, incluidos cuatro jonrones. Asimismo comandaron el slugging (439), el OPS (754) y las carreras impulsadas (15). Nuestros hombres recibieron 18 ponches, los segundos de mejor contacto por detrás de los propios aztecas, y recibieron solo cuatro bases por bolas, la menor cantidad, señal de que aún deben ganar en paciencia nuestros bateadores a la hora de discriminar lanzamientos en el home plate.

El portaestandarte de nuestro elenco madero en mano ha sido el inicialista William Saavedra, hombre que tanto le dio al cántaro, hasta que hizo un elenco Cuba. Sin compilar la batalla semifinalista Saavedra era segundo en promedio 375, líder en vuelacercas con dos y atesoraba cuatro remolques. Saavedra ha demostrado con creces ser un bateador de sangre fría en los llamados momentos cruciales, especialmente en series de play off de nuestra pelota, muy similares al formato que posee el clásico beisbolero caribeño.

Sus escoltas en ese concierto de maderos han sido el hombre proa zurdo Roel Santos (400-6 jits, par de fletadas y 1 000 de OPS), Carlos Benítez (de 13-7 para 538, 5 remolques, un batazo de cuatro esquinas y astronómico OPS de 1 379), y Yoelkis Céspedes (de 14-5 para 357 en su debut internacional).

En el caso de Benítez, le sentó de maravillas la rigurosa preparación física a la que se sometió desde antes de iniciar la campaña doméstica 56 pues se ha visto como un bateador consistente con la batuta en compañeros remolcados hacia el plato; y Yoelkis, pese a evidenciar lagunas con los envíos en rompimiento, puede considerarse un portento: castiga la pelota cuando hace contacto, es un correcaminos y tiene un mortero en su brazo, además de poseer un físico natural envidiable.

Del cajón de bateo pasamos a la colina de los suspiros. Acá a veces me cuestiono por qué el exceso de empleo o la demora al sustituir a un lanzador determinado. De los 13 serpentineros que llevamos Liván Mionello ha sido empleado con recurrencia. El zurdo pinareño es cierto que constituye un paño de lágrimas certero en rol de apagafuegos por su recta superior a las 93 millas y su rompimiento que damnifica a los bateadores rivales. De cualquier manera, salvo el fiasco de Freddy Asiel Álvarez, los restantes tres abridores cumplieron su rol con acierto, caminando la ruta y apuntalando los tres triunfos. Fieles al adagio, Lázaro Blanco, Vladimir García y su tocayo Baños, cumplieron el adagio de que cuando se posee un pitcheo hermético, se tiene asegurado el 75 % del éxito. De cualquier manera, con ventaja, los tres iniciadores airosos y Moinello fueron empleados, desde mi perspectiva y denotando escasez de confianza en el resto del bullpen, más de la cuenta.

Agrupando performances en 35 episodios, nuestros serpentineros solo permitieron siete limpias, para respetable 1.80, estrucaron a 21 oponentes, propinaron una decena de boletos y fijaron su whip en 1.31. Individualmente Blanco, Baños y Moinello tenían inmaculado el casillero de limpias permitidas antes del comienzo del duelo semifinalista y lo cierto es que Martí no había presentado grandes dolores de cabeza con su staff, que permitía que sus oponentes le conectaran para 269.

Guante en mano solo dos marfiladas y 987 de average defensivo, daban fe de ecuanimidad en un total de 151 lances, los más exigidos de la ruta, pero también los más certeros en la custodia de cada posición.

Vuelvo a donde todo comenzó y culmino con una observación: los gurúes de nuestro béisbol determinaron dar la lista de 28 peloteros que nos representarán en el IV Clásico Mundial, al término de esta Serie del Caribe. Cuba ha dejado muy buena imagen en el estadio de los Tomateros de Culiacán, y de seguro por esa razón, aumentarán las presiones para definir si en definitiva nuestro país pasa a formar parte de manera oficial de la Confederación Profesional de Béisbol del Caribe, cuestión sobre la cual ha venido trabajando y se ha pronunciado a favor en más de una ocasión, su presidente, el dominicano Juan Francisco Puello. A ver si acá también tanto da el cántaro a la fuente…

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