MIRAR(NOS): De parafilias y ser uno mismo

MIRAR(NOS): De parafilias y ser uno mismo
Fecha de publicación: 
3 Febrero 2017
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Desde hace algún tiempo había pensado hablar de las parafilias. Entendidas en su concepto más amplio devienen patrón de comportamiento sexual donde la fuente mayor del placer no viene del acto en sí mismo, sino de otra actividad que complementa.

 

Mucha gente tiene sus reservas en torno al tema, llegando a considerarlas insanas y confundiéndolas con la perversión. Generalizar siempre puede acarrear errores y esta vez no es la excepción. Algunas sí son polémicas, pero las otras resultan un poquito más inofensivas.

 

Vale destacar que estas prácticas sexuales en ningún modo representan la única forma de alcanzar el goce pleno o, lo que es lo mismo, de llegar a un orgasmo. Soy del criterio de que, si este tipo de cópula no afecta ni física ni psicológicamente a ninguna de las dos partes, pues no hay motivo para censurar su puesta en marcha. En el sexo todo cabe y la creatividad, casi todas las veces, puede ser más que una invitada de honor.

 

Si hasta aquí no han entendido, lo pondré más simple, para que no tenga que volver a leer desde el principio. NO TODA PRÁCTICA ERÓTICA FUERA DE LO NORMAL ES UNA PARAFILIA. Aquel que guste de esposar a su pareja a la cama de vez en cuando no es parafílico, como sí lo sería aquel incapaz de tener relaciones si la persona no está esposada a la cama.

 

Hay un extenso listado. Algunas de las más sui géneris serían, por citar algunos ejemplos, la acrofilia, excitación por parejas sexuales muy muy altas. También la agrexofilia, en cuya práctica las personas se excitan por el hecho de que la actividad sexual que están llevando a cabo sea escuchada por otras personas.

 

Reconocida algofilia es donde únicamente el dolor conlleva al éxtasis. En la aloerastia la excitación de la pareja únicamente se consigue mediante la desnudez de un tercero.
 
La lista es muy extensa y no voy a mencionarlas todas. Mi exhortación de hoy, más que a conocerlas, es a dejar en claro, puesto sobre el tapete, qué es lo que queremos. Muchas personas experimentan situaciones de desagrado ante las primeras experiencias, y luego terminan aceptando todos los términos por puro conformismo, o peor, justificados en el temor de perder a quien creen querer.

 

Muchas serán por los siglos de los siglos las formas de expresar cariño. No milito en el bando de aquellos que sostienen relaciones con miedo. En más de un problema me he visto envuelta por declarar al mundo mis modos de pensar, sin muchas vueltas, porque no ando con rodeos.

 

Pero yo soy yo, no les pido que imiten ninguna de mis maneras. En el amor, más que en ningún otro lado, debiera existir una ley mundial donde se obligue a que seamos nosotros mismos y no un reflejo de alguien o un oasis de apariencia.

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