Granma contra cuatro monarcas de la Serie del Caribe de béisbol

Los cubanos Alazanes de Granma competirán por primera vez en la historia en la Serie del Caribe de béisbol, y para colmo lo harán contra cuatro equipos que en algún momento subieron al trono de la competición.

Bajo la dirección de Carlos Martí -manager de Cuba al IV Clásico Mundial-, los granmenses son la gran incógnita del certamen. Aunque poseen excelentes jugadores en varias posiciones, solo el slugger Alfredo Despaigne ostenta el cartel de superestrella.

Sus principales armas son el pitcheo y la defensa. Muchos de sus pilares son peloteros talentosos, capaces de jugar en cualquier liga del Caribe, pero en ocasiones su rendimiento se vuelve irregular.

Hace apenas unos días, los Alazanes se coronaron monarcas de la serie nacional de Cuba, un hecho hasta entonces sin precedentes, y de paso sacaron boletos para la Serie del Caribe de Culiacán-2017, otro suceso inédito.

Aquí llegan con todas las ganas del mundo para obrar un milagro: la coronación. Pero sus deseos están frente a obstáculos dramáticos, ante cuatro excampeones del clásico caribeño.

Los Alazanes debutarán mañana contra los dominicanos Tigres del Licey, máximos ganadores de la Serie del Caribe, con 10 coronas -la última en 2008-, y uno de los grandes favoritos en Culiacán.

A continuación se medirán a los puertorriqueños Criollos de Caguas, titulares de las ediciones de 1954, 1974 y 1987, las Águilas del Zulia (1984, 1989) y los Águilas de Mexicali (1986).

Ciertamente, estos tres últimos elencos no ganan una Serie del Caribe desde hace más de un cuarto de siglo, pero todos llegan reforzados hasta la médula para afrontar el torneo con el máximo de posibilidades de optar por el título.

De acuerdo a varios expertos consultados, el Licey y Mexicali son los principales candidatos al cetro, sin embargo, todos coinciden que la gran paridad entre los equipos hace de los pronósticos una mera tarea de rutina, con notable margen de error.

A excepción de Cuba, todos los equipos involucrados en la justa -fundada en La Habana 1949- alinearán a peloteros que en algún momento de su carrera deportiva se desempeñaron en organizaciones de las Grandes Ligas de Estados Unidos, donde se juega el mejor béisbol del mundo.

Para los Alazanes será todo un reto subir al trono del certamen, para imitar la actuación de los Vegueros de Pinar del Río en 2015, cuando escalaron a lo más alto del podio tras vencer en la final, precisamente, a los Tomateros de Culiacán, por 3-2.

Anteriormente, Cuba ostentaba siete coronas gracias a las faenas de los Alacranes del Almendares (1949, 1959), los Elefantes de Cienfuegos (1956, 1960), los Tigres del Marianao (1957, 1958) y los Leones del Habana (1952).

Después de la edición de 1960, en Cuba se abolió el deporte profesional y los clubes de la mayor isla de las Antillas dejaron de participar en la justa.

En 2014, tras alcanzarse un acuerdo con la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, Cuba regresó al torneo en calidad de país invitado. En esa ocasión, los anaranjados de Villa Clara representaron a la liga cubana.

Desde el retorno ese año, los campeones cubanos -Villa Clara, Pinar del Río y Ciego de Ávila- archivan cinco victorias y 10 derrotas en su andadura por la Serie del Caribe.

Los Alazanes tienen ahora ante sí una encomienda estoica. Una coronación volvería a poner a Cuba en el centro de un tornado de elogios y aclamaciones, sin embargo, una eliminación prematura encenderías las alarmas a un mes del IV Clásico Mundial.

Carlos Martí deberá hilar finito para mantener en alto la moral del equipo campeón cubano, de lo contrario las críticas arrasarían con todo el magnífico trabajo de los últimos meses.