EN FOTOS: Rinden tributo a las víctimas de la violencia en Ciudad Juárez

EN FOTOS: Rinden tributo a las víctimas de la violencia en Ciudad Juárez
Fecha de publicación: 
24 Abril 2012
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Desde el domingo y todas las noches de esta semana, los nombres de miles de víctimas de la violencia en la mexicana Ciudad Juárez son proyectados en un muro de la Casa Anunciación, un albergue para indigentes e inmigrantes de la vecina ciudad estadounidense El Paso.

“Voice of the voiceless” (La voz de los sin voz) es el homenaje que cientos de personas, la mayoría mexicanas, rinden a estos muertos, que son más de 8.000 de los 50.000 que ha habido en todo México desde que se lanzó la ofensiva militar contra los cárteles, en diciembre de 2006.

Algunos de los que realizan este homenaje son familiares de las víctimas que han huido a Estados Unidos por la violencia en México, otros son amigos o conocidos, a los que les llevan flores y les prenden una vela.

“A mi hijastro me lo hicieron cachitos (pedazos) hace tres años, un niño que estaba jugando encontró su cabeza, desde entonces no me voy a parar a Ciudad Juárez”, dice en voz baja a la AFP una mexicana que pide ser identificada simplemente como Mariana.

Esta mujer de 78 años se ha resignado a vivir de forma permanente en El Paso, convertido en refugio para mexicanos de clase acomodada que huyen de la violencia de Ciudad Juárez, escenario de disputas entre los cárteles de las drogas y donde actualmente se cometen en promedio seis homicidios diarios. En 2010, se llegó hasta la decena.

De los cerca de 650.000 habitantes de El Paso, 80% son hispanos, la mayoría mexicanos que tienen familiares del otro lado de la frontera, adonde se iban a pasar los fines de semana para ir a cenar y de fiesta.

Mariana, por ejemplo, aunque desde hace más de 30 años tiene casa en El Paso, pasaba el día en México, visitando a su familia y haciendo compras, y sólo regresaba a su casa para dormir. Pero ahora, ya ni siquiera se acerca al puente fronterizo con Ciudad Juárez.

“Eso se acabó. Allá ya no se puede vivir. Vivo en la angustia de que a mis nietos les pase algo, pero mi nuera no se quiere (venir a) vivir acá, dice que es muy aburrido”, dice una Mariana resignada.

“Eso se acabó. Allá ya no se puede vivir. Vivo en la angustia de que a mis nietos les pase algo, pero mi nuera no se quiere (venir a) vivir acá, dice que es muy aburrido”, dice una Mariana resignada.

Al caer la noche, se observan a lo lejos las luces de Ciudad Juárez. Del lado estadounidense, tras un recorrido de kilómetros en una zona habitacional, no se ve una sola luz, no se escucha un sonido. Pareciera una ciudad desierta.

“Es que aquí no se prende la luz porque la energía eléctrica es cara”, explica Ernesto, un mexicano que trabaja como mesero en el único restaurante abierto la noche del sábado, en el centro de El Paso.

El joven, también oriundo de Ciudad Juárez, reconoce que para los mexicanos, acostumbrados al bullicio, es “muy dura” la vida en El Paso. Pero añade que eso es mejor que vivir en el temor de ser una víctima colateral de la violencia.

La violencia en Ciudad Juárez se disparó con las disputas de los últimos años entre bandas del narcotráfico, pero la ciudad acumula una amplia historia de violencia que incluye, por ejemplo, los crímenes de 400 mujeres entre 1993 y 2003, que según la Corte Interamericana de Derechos Humanos pueden considerarse un “feminicidio” por haberse cometido en razón del género de las víctimas.

Elena Durán, juarense, se baja con resignación del autobús que la conduce al centro de El Paso. “Vengo a pasarla con mi prima, que se vino a vivir acá. El marido no está, no le gusta estar sola y le da miedo irse conmigo a Juárez, como antes hacía”.

Durán comparte la percepción de que El Paso es “aburrido” y la comida insípida para el gusto del mexicano, aunque reconoce que en los últimos años consigue aliviar su nostalgia gracias a que se han abierto cadenas de restaurantes mexicanos y a que numerosos artistas se presentan en la ciudad.

“Además, los ‘bolillos’ (estadounidenses sajones) no quieren a los juarenses que se están viniendo, les dicen las cucarachas a pesar de que ahora los mexicanos se vienen a gastar su dinero aquí”, comenta Durán, mientras a lejos se escucha el bullicio de una boda de mexicanos en un exclusivo hotel.

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