Cuba, yo voy a pedir pa' ti…

Cuba, yo voy a pedir pa' ti…
Fecha de publicación: 
30 Diciembre 2016
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Aconsejaba el Caballero del Son, Adalberto Álvarez: «no pidas cosas malas que te vas a arrepentir». Y tiene razón: ante cualquier altar o con los ojos cerrados frente a la inmensidad de la vida, evocando dioses o energías, los cubanos pediremos este año lo mejor.

Helen, una doctora que ya va camino a los 40, dice que su deseo para el próximo año es: «que a pesar de las diferencias que han surgido en este país, la gente no pierda la necesidad de quererse y de ayudarse, y el respeto y la solidaridad entre vecinos, entre compañeros, se mantengan siempre».

Amelia tiene un deseo más personal: a los 42 años ella agradece la oportunidad de incluirse en el programa de reproducción asistida y solo espera que en el 2017 «suceda el milagro». Un bebé sano entre sus brazos es todo lo que pide esta cubana para el 2017.

Entre tanto, su compañera de trabajo, Lidia, periodista y futura abuela, espera con ansias el nacimiento de su nieto y, al mismo tiempo, desea «para todos los años que vengan, que a cada niño que nazca, su madre y su padre le expliquen quién fue Fidel».

Una pequeña de siete años, Sofía, ya comienza a cumplirle el sueño a Lidia con el suyo propio: «En el 2017 quiero que mi mamá cumpla la promesa de llevarme a Santa Ifigenia, para llevarle flores a Martí y a Fidel; quiero aprobar las pruebas de segundo grado para poder seguir estudiando, y lo que más quiero es pasar todo el año con mi papá».

Según Carlitos, un estudiante de 22 años, su lista de deseos para el 2017 es muy larga: «Quiero graduarme, por supuesto; que ETECSA baje el precio de la navegación; que vendan banderas cubanas y pulóveres con la bandera que yo pueda pagar con el salario que voy a tener como profesional; que la gente trabaje más en Cuba y que este país eche pa'lante, a ver si mis amigos entienden por qué no me quiero ir…»

Así son los deseos de los cubanos, transparentes y positivos; algunos aparentemente muy personales, como el de Dalia: «que el cónsul entienda que no voy a emigrar porque estoy operada del corazón y ni loca dejo atrás a mi médico, mi hospital y el mejor seguro de salud del mundo; que solo quiero ir a Estados Unidos para conocer a mi nieto».

Otros, más universales, como el de Jorge, un joven católico que le pide a Dios: «que bendiga a Trump con un poco de humildad y buen juicio, para que cuando tenga el poder en las manos, no convierta al mundo en un peor lugar posible».

Algunos piden con Abel y Richard, una pareja de enfermeros que comparten la vocación y la vida: «que los cubanos aprendan a ser más respetuosos, más tolerantes; que estemos más unidos sin importar si eres gay o eres heterosexual, si eres santero o cristiano o no crees en nada, si eres blanco o negro; que luchemos todos juntos para resolver nuestros problemas y salir adelante».

Muchos, la mayoría, piden con Indira: «Yo quiero paz, tranquilidad, salud, alegría, muchas energías positivas y fuerza para trabajar. Ya con todo eso vienen el dinero y la prosperidad, porque belleza es lo que nos sobra en Cubita la bella».

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