CRÍTICA DE CINE: El regalo

CRÍTICA DE CINE: El regalo
Fecha de publicación: 
16 Diciembre 2016
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En la infancia y adolescencia se desarrolla el aspecto psicosocial que regirá nuestras vidas como seres humanos. Se construye la personalidad y se forjan los rasgos que nos van a distinguir, en buena medida, por el resto de nuestra existencia.

Sobre este precepto nace El regalo, una película escrita, dirigida y actuada por Joel Edgerton y que se proclama parte del cine indie, también nombrado cine independiente, o sea, realizado al margen de los grandes estudios.

 

Dos de las mejores películas que he visto en los últimos meses son Swiss Army Man (2016) y La habitación (2016). En la primera un cadáver responde a las necesidades de comunicación y de amistad de un joven deprimido; en la segunda un niño ha vivido desde su nacimiento en una pequeña habitación junto a su madre y a su violador, que es su padre y que aparece de vez en vez.

 

El regalo ofrece un argumento aparentemente más convencional, pero que también entraña sus peculiaridades. Comienza con un matrimonio y un amigo de la infancia del esposo, que guarda un secreto.

 

En esta cinta con apenas cuatro o cinco locaciones y una decena de actores se crea una intriga retorcida y amenazante, que no necesita espectacularidad de efectos especiales para explorar la tensión dramática. En todo momento se siente el espectador involucrado en el centro de un clima de peligro, o, también se pudiera decir, frente a una situación límite y a una atmósfera inquietante.

 

El pasado esconde un desasosiego. Sin contar demasiado, para no echar a perder la película a los que no le gusten que le cuenten los finales, en la adolescencia de este esposo, él dijo algo sobre su amigo que le cambió a este su vida. Por eso a ratos, la cinta va de deudas que saldar y a ratos, del perdón.

 

La película tiene un desenlace perturbador. Un desenlace que hace que uno se ponga a pensar: ¿Qué le deseamos a las personas que nos hacen daño? ¿Que sean felices para siempre y que sean nuestros mejores amigos?

 

¿De verdad ponemos la otra mejilla ante la persona que hizo un infierno nuestra adolescencia y juventud? ¿O planeamos venganza? Ahora… ¿qué tipo de venganza le bastaría a uno? ¿Querrías ver a tu enemigo arrastrándose por el piso implorándote disculpas, o preferirías hacerle el mismo daño que te hizo a ti, clavarle un dolor eterno en su garganta…?

 

Lo más meritorio de esta cinta, imprevisible e inteligente, es ese final, que plantea todas estas preguntas, a la vez que expone las respuestas. Por lo demás, la cinta es puro cine de género. Tiene una estructura transparente, sin aportes ni intentos de crear paradigmas.

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