CRÍTICA DE CINE: Kubo y las dos cuerdas mágicas

CRÍTICA DE CINE: Kubo y las dos cuerdas mágicas
Fecha de publicación: 
28 Noviembre 2016
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¿Recuerdan la impresión altamente grata que dejaba esa cinta? Pues el estudio de animación Laika ha vuelto a hacer una película de esta soberana calidad.

En esta ocasión se trata de Kubo y las dos cuerdas mágicas, que cuenta la historia de un niño tuerto que está siendo perseguido por su familia materna, que quiere sacarle el ojo que le queda.

Es probable que para Laika los ojos no sean solo órganos visuales que detectan la luz y la convierten en impulsos nerviosos que viajan por medio de neuronas y toda esa parafernalia bioquímica. Todo parece indicar que para este estudio los ojos son un camino hacia alma a través del cual se distingue la veracidad del mundo tangible que nos rodea y el de ese otro, fantasioso e intangible, que nos llena por dentro.

Algo portentoso del estudio de animación que es Laika es que sus historias nunca son solamente stop motion y buen argumento, sino que incluyen una belleza frágil, a la vez sofisticada y portentosa, que construyen –invariablemente- un relato mítico sobre los mecanismos de una pura aventura.

Kubo y las dos cuerdas mágicas fue creada por Travis Knight, el director de Laika, y parece más la obra de un poeta que la de un gerente. Mezcla el origami, esa tradición japonesa en hacer figuras con el papel sin que se recurra a tijeras ni a material adhesivo, con la animación stop motion. El resultado es una estética de excelencia que no sigue ningún patrón narrativo; al contrario: impone cánones de exquisitez.

Se ha utilizado otras veces la estética japonesa propia del teatro kabuki para hacer cortometrajes, como ya lo demostró Barry Purves en Screen Play (1993). En Kubo y las dos cuerdas mágicas se aprovecha esta forma y se mezcla con fluidez con algo del cine de terror japonés y cierto aliento a anime, reflejado sobre todo en los momentos en que los origamis cobran vida dentro de la película.

Ambientada en un Japón lleno de samuráis (Knight ha reconocido la influencia en su cine de Akira Kurasawa), llena de las características propias del mundo de Knight, como los seres mágicos que quieren atraer a los humanos a su mundo alternativo y con un argumento y una ambientación más que lustradas, lo peor que le pudiera suceder a Kubo y las dos cuerdas mágicas es que pase desapercibida para el público adulto.

Kubo y las dos cuerdas mágicas: una película tan llena de texturas emocionales y estéticas, tan cargada de aventuras y de autenticidad que apartar la vista de la pantalla resulta casi imposible.

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