Fidel vive en Santiago

Fidel vive en Santiago
Fecha de publicación: 
4 Diciembre 2016
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Fidel volvió hoy al Moncada, pero lo esperaban niños con escuela, pañoletas felices que dicen su nombre, no lo aguardan soldados, ni balas, no necesitará alegatos de autodefensa, la historia tiene el veredicto definitivo: absuelto.

 

Fidel viene con el Ché, con Agramonte, con Céspedes, se reunió con ellos mientras el pueblo se volvía entre dolor y firmeza un solo hombre llamado Fidel. Los trajo a Santiago, dicen los cantores que a caballo y yo les creo, porque ellos saben mucho de esas cosas que no se ven sino con el corazón.

 

Fidel no duerme. Eso no es nuevo. No calla. No se rinde. Fidel enciende luces por donde quiera. Levanta un polvorín a cada paso como dijo alguien en estos días. Construye. Anima. Provoca. Fidel lleva el don de la palabra y de la acción. Es un país que no cesa.

 

Santiago siempre ha sido Fidel. He ido muchas veces, recorrerla es como una clase viva de historia, la disfruté en la alegría de su gente en pleno carnaval, la sentí solemne en la Granjita Siboney, alta, que no altanera, en el Turquino, pero nunca la vi más sincera que en aquel 26 de Julio, cuando la gente salía de la conga para decirle a nuestra cámara Revolución, Fidel, cuenta conmigo para siempre, viva, viva, viva.

 

Fidel volvió a Santiago. Y Santiago no es ahora “de Cuba” (un pedacito), sino Cuba (entera), porque en Santa Ifigenia vive, late, resuena, reverbera como siempre, el corazón de un país. Allí lo espera el autor intelectual de todas sus acciones. El maestro. Allí comenzó todo y allí mismo, en Santiago, continúa…

 

Hoy se queda en Santiago, para vivir allí, junto a Martí, llegó en los brazos de jóvenes soldados, acompañado por tantos amigos que sembró, abrazado siempre por el hermano-compañero, entre familiares de sangre y familiares de lucha, escoltado por el pueblo al que no dejó de cumplirle ni una sola promesa: habló de educación y se hicieron escuelas, habló de salud y llegaron planes de vacunación, hospitales, médicos, dijo volverán y aquí están para decirle otra vez: Comandante en Jefe, ordene.

 

El corazón de un país late desde Santiago con fuerza de montañas, aunque con esa vocación múltiple, infinita, incesante que es Fidel, nos lo llevamos cada uno en el pecho, para vivir como él vive. Alguien se lo dijo a su hija por estos días: “es el corazón de un país” y este domingo podemos explicárselo definitivamente: Carmen, Elena, Amanda, Javi, niños de Cuba, hijos nuestros: no hay adioses, solo que la patria ha encontrado, junto a Martí, un lugar para poner el corazón de Cuba.

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