Cementerio Santa Ifigenia: Tres Padres y una estrella

Cementerio Santa Ifigenia: Tres Padres y una estrella
Fecha de publicación: 
2 Diciembre 2016
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Como “A los héroes se les recuerda sin llanto” tal vez no haya muchas lágrimas en el Cementerio de Santa Ifigenia.
Allí reposarán a partir de este domingo 4, las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el padre de la Revolución Cubana, su fundador, como le llamara Raúl en la aciaga comunicación al pueblo del pasado viernes 25.

Inaugurado el 28 de abril de 1868, Santa Ifigenia se levanta en Santiago de Cuba, no muy distante de la Sierra Maestra, donde el Líder Histórico de la Revolución libró sus combates decisivos por la libertad de Cuba.

 Con una extensión de 133 mil metros cuadrados, la necrópolis santiaguera fue declarada Monumento Nacional el 7 de febrero de 1937, y ratificada así el 20 de mayo de 1979. En 2003 se hizo merecedor del Premio Nacional de Conservación.

Antecedido por los cementerios de Espada y de Colón, fue el tercer camposanto oficialmente utilizado en Cuba.
Aseguran que debe su nombre a Santa Efigenia o Santa Efigenia de Etiopía, hija del rey etíope Egipo bautizada y dedicada a Dios por el apóstol San Mateo.

Entre los hermosos mausoleos de esa necrópolis, destaca por su belleza y significación aquel que guarda los restos del Héroe Nacional José Martí, aquel que prefirió al yugo, “la estrella que ilumina y mata”.

alt                                       La estatua y urna con los restos del Apóstol

Concebido por los arquitectos Mario Santí y Jaime Benavent, ganadores de un concurso convocado al efecto,  este histórico mausoleo quedó oficialmente inaugurado el 30 de junio de 1951  con sus 24 metros de alto y 86 de largo, incluyendo la cámara funeraria y áreas exteriores.

En la cripta funeraria, acompañados siempre por la bandera nacional y un ramo de flores blancas, reposan en una urna pentagonal de bronce y sobre la estrella solitaria, los restos del apóstol. La urna reposa sobre tierras traídas de 21 repúblicas de Nuestra América, como el gran hombre la llamaba.

 La construcción central posee forma hexagonal y en cada una de sus aristas se levanta una cariátide, en representación de las 6 antiguas provincias de Cuba, cada una con sus respectivos escudos.

Por sobre las cariátides se alza el lucernario posibilitando la entrada de la luz del sol, que, en determinados horarios, ilumina de modo directo la urna funeraria de quien eligió "morir de cara al Sol".

Una escultura de José Martí, en mármol italiano de Carrara, se ubica en el deambulatorio, frente al este por donde nace el Sol en el oriente cubano. Desde la blancura de la piedra, aparece El Maestro sentado sobre una peña y anotando apoyado en su rodilla izquierda.

El reposo de los Héroes

 Los restos mortales de otro padre fundador descansan en Santa Ifigenia: los de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria.

Iniciador de la guerra independentista al dar la libertad a sus esclavos, Céspedes no claudicó ante el aviso de la inminente ejecución de su hijo, respondiendo “Oscar no es mi único hijo: yo soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución”

. alt                                       Mausoleo a Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria

También los restos de José Maceo y de Mariana Grajales, la madre de los Maceo se encuentran en la necrópolis santiaguera, donde igual tiene última morada los de 32 generales de las guerras de independencia.

Como continuidad de las luchas por la independencia y  soberanía nacional, en Santa Ifigenia se levanta el Mausoleo a los Mártires de la Revolución y el Panteón de las Fuerzas Armadas, así como el monumento a los caídos en otras tierras durante misiones internacionalistas.

Martí, Céspedes y Fidel: tres padres fundadores coincidirán a partir de este domingo 4 guiados por una sola estrella libertaria.

Con la llegada de las cenizas del Comandante en Jefe arribarán flores, abrazos de consuelo. Y quizás muy pronto, tal vez el mismo día, llegará también ese joven que ahora tararea muy bajito, como quien musita una oración.

Desde el convencimiento, entre el olor a flores que inundará Santa Ifigenia, volverá entonces a repetir: “yo sabía bien que ibas a volver, que ibas a volver de cualquier lugar…”

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