Una América nueva se inició “cuando Fidel entró victorioso en La Habana”

Una América nueva se inició “cuando Fidel entró victorioso en La Habana”
Fecha de publicación: 
29 Noviembre 2016
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También los correos electrónicos, las líneas de teléfono, cualquier recurso útil para decirle a Cuba que ellos tampoco están dispuestos a despedirse del mejor amigo, que Fidel se queda para siempre en el corazón.

América Latina se estremece por estos días y le sobran las razones para sentir como cubanos el dolor de este pueblo. Graciela Lois, miembro del Comité de Familiares de las víctimas de la dictadura militar en Argentina,  nos ha dicho: “Nuestra generación se siente huérfana se va el último de los ejemplos”

Y es que Fidel abrió para los hijos de su generación un sitio seguro, la guardería montonera que los mantuvo a salvo, que les ofreció las condiciones para crecer y educarse mientras sus padres arriesgaban la vida enfrentando a un régimen cruel que cobró tanta sangre, separación y dolor en ese pueblo.

Ella, que lamentablemente sí sabe los horrores de una dictadura, expresó sobre el hombre a quien  algunos tienen la desvergüenza de llamarle “tirano”:

“Les copio unas palabras que escribió Eduardo Jozami, periodista que tuvo el honor de conocer a Fidel: “Después vendrá el tiempo de las reflexiones, permitámonos ahora expresar los sentimientos, dejemos que fluyan los recuerdos, porque el Gigante desaparecido fue parte de nuestras vidas que nunca fueron las mismas desde la emergencia de la Revolución Cubana. Si los ’60 se asocian al cambio y la rebeldía, desde los Beattles al Mayo francés, de la revolución sexual al Cordobazo, esa década debe comenzar para nosotros un año antes, cuando Fidel entró victorioso en la Habana."

“Esto tal vez sintetice lo que nuestra generación vivió. Cómo cambió nuestro rumbo y nuestro pensamiento,¬ cómo vivir nuestra América , la lucha, entender la solidaridad, tal como nos la mostraron cuando la necesitamos recibiéndonos. Se fue, pero nos queda para siempre su ejemplo, su vida…”

Es un sentir compartido en la tierra donde nació el Che, así hablan quienes no olvidan el gesto constante de Fidel hacia América, su desvelo por la unidad continental, su entrega infinita a la América Nuestra tal y como la describió Martí: del Río Bravo a la Patagonia.

Expresiones como estas silencian a cualquier detractor, anulan definitivamente a quienes intentan tapar el sol con un dedo, la luz propia de un Gigante con “lucecitas montadas para escena”, pero ahí está, irrefutable, la obra de Fidel, su huella… Otro argentino, Roberto Paz, nos lo ha dicho muy claro:

 “Se nos ha ido el más grande hombre de nuestra América, su presencia nos iluminó por décadas y su figura, su ejemplo, su hombría de bien, su coraje y sus ideas nos iluminarán por siempre. Gracias, Enorme Fidel.  Gracias, Comandante. Gracias, Caballo, muchas gracias. ¡Hasta la Victoria Siempre

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