Gas, agua o luz: un lujo para muchas familias en España

Gas, agua o luz: un lujo para muchas familias en España
Fecha de publicación: 
24 Noviembre 2016
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Hace años que las asociaciones de beneficiencia alertan sobre esta situación, pero no fue hasta la última semana cuando el tema saltó al primer plano político, tras morir en un incendio provocado por una vela una anciana a quien habían cortado la luz, en Reus (Tarragona).

"Qué barbaridad que haya gente que tenga que morir en España por pobreza energética", criticó Pablo Iglesias, líder de la formación izquierdista Podemos, en la primera sesión de control al Gobierno en el Congreso.

"Le exigimos que decrete una tregua invernal [a los cortes de suministro] de manera inmediata", reclamó la diputada socialista Pilar Lucio, una medida con apoyo mayoritario en el Congreso e incluida en una directiva europea de 2009.

Pedro Martínez hace tiempo que sufre esta situación. Desempleado desde 2013, cuando la empresa de muebles donde trabajó durante décadas cerró, sobrevive con una pensión mínima de 426 euros y lo poco que queda de la indemnización por despido.

Divorciado de 48 años, vive con su hijo de 20 y su hija de 23, con deficiencia intelectual, en un barrio obrero de Barcelona, sin calefacción y utilizando la luz sólo cuando es indispensable. "En invierno es duro; sólo tenemos una estufa eléctrica, que encendemos muy poco por miedo al recibo", dice.

"El piso es de obra vista, el frío cala: vamos con abrigos y por la noche nos ponemos todas las mantas que tenemos encima y pasamos el frío como podemos", denuncia. En tres meses teme agotar sus ahorros y quedarse en situación de impago.

- "Bienes de lujo" -

"Para muchas familias, el agua, la luz o el gas son bienes de lujo", afirma Tere Bermúdez, portavoz en Barcelona de la red de asistencia benéfica Cáritas. Desde 2007 hasta 2015, se han multiplicado por 30 las ayudas para el pago de este tipo de suministros.

Uno de sus beneficiarios es Mohamed Chairi, un marroquí de 37 años que lleva diez en España. En el paro y con unos ingresos de 250 euros mensuales de los trabajos de limpiadora que consigue su mujer y ayudas puntuales de organizaciones caritativas, debe reducir el gasto hasta el extremo.

"Nos duchamos una vez por semana, los viernes, para que los niños estén limpios el fin de semana", explica.

En la esquina del salón, su hijo pequeño juguetea con un radiador eléctrico en desuso. Se estropeó y decidieron prescindir de él. Tampoco tienen gas natural, porque utilizan bombonas de butano, que resulta mucho más barato.

El recibo eléctrico acaba de llegar a su pequeño piso de Badalona, una ciudad obrera al norte de Barcelona. Los 24 euros a pagar, una cantidad baja para el país, le ensombrecen el rostro.

"Sólo el alquiler son 440 euros, y en casa somos cinco personas; si yo tengo que pasar hambre o estar sin luz o agua, me da igual, pero los niños...", lamenta.

- Hogueras dentro de casa -

En 2015, el Instituto Nacional de Estadística (INE) contabilizó que un 10,6% de los españoles no pueden mantener su vivienda caliente. En 2008, el porcentaje era del 5,9%.

"Estamos por encima de la media europea [del 9,6%] cuando el clima es mucho más benévolo", denuncia José Luis López, portavoz de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), especializada en la materia. Sus cálculos apuntan a 7.100 muertes anuales vinculadas a esta situación.

Los bomberos de Cataluña advirtieron también del riesgo para la seguridad. "Nos hemos encontrado gente calentándose con hogueras hechas con periódicos o incluso alpargatas", dice el portavoz sindical Antonio del Río.

Junto al empobrecimiento general provocado por la crisis y la destrucción masiva de empleo, los suministros han crecido entre el 30% y el 50% desde 2006, según las estadísticas oficiales.

Aunque desde 2014 el país crece a un ritmo del 3% anual y la tasa de desempleo ha caído en siete puntos -del 25,9% al 18,9%-, en 2015 al menos 600.000 hogares se quedaron sin electricidad, según la asociación de consumidores Facua.

"Desde arriba hablan mucho de recuperación, pero, cuando bajas a la calle, no la ves por ningún sitio", concluye Pedro Martínez.

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