Copeland vino como embajadora a Cuba y la atrapó la danza

Copeland vino como embajadora a Cuba y la atrapó la danza
Fecha de publicación: 
24 Noviembre 2016
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Tampoco calculó encontrar tanta variedad de razas en las disímiles compañías danzarias cubanas y luego de recorrer algunas de las principales, elogió las oportunidades que ignoran el color de la piel.

Copeland notó que en su país es inusual ver a una artista afronorteamericana bailar un papel relevante en una obra como El lago de los cisnes y, en ese sentido, se sabe privilegiada pues ha sido una de las pocas en lograrlo, y dentro del ABT, la única.

Durante su estancia en esta capital, del 14 al 17 de noviembre, la bailarina participó en clases dentro del Ballet Nacional de Cuba, las compañías Acosta Danza y Lizt Alfonso Dance Cuba, donde incluso bailó al estilo de este conjunto representativo de las raíces danzarias de la isla.

Además, impartió una clase magistral en la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, a estudiantes de 15 a 18 años de edad, y presenció un ensayo en Danza Contemporánea de Cuba.

La visita ha sido maravillosa para descubrir tantas personas que independientemente del color de su piel pueden interpretar papeles importantes en la danza, comentó emocionada a Prensa Latina.

Para Copeland, el nombramiento de primera figura en la compañía nacional de ballet de Estados Unidos representa un sueño infinito y a ella le gustaría que los niños sintieran que ese es un camino a seguir, independientemente del color de su piel o el tipo de cuerpo que tengan.

Ha sido una revelación ver cuánto la danza importa dentro de la cultura cubana y el sistema de educación, comentó segura de haber aprendido mucho en esta visita.   En particular le llamaron la atención las mujeres, por su fuerza y energía sobre todo cuando están bailando, pues -según contó- en su país la fuerza se atribuye a lo masculino, no a lo femenino, y aquí lucen lindas y poderosas.

De acuerdo con la artista, algunos detalles del estilo fusión de Lizt Alfonso Dance Cuba le servirán para su próximo debut en el papel de Quitry, protagonista del clásico Don Quijote.

Pero en la isla también halló consejos para encarnar por primera vez el personaje de Giselle, y nada menos que de una de sus intérpretes legendarias, la prima ballerina assoluta cubana Alicia Alonso.

Parece surrealista sentarse con ella y escucharla, compartir cualquier historia, escuchar la pasión de su voz y la sencillez con que me respondió cuando le pedí algún consejo para mi primera Giselle, probablemente yo diré lo mismo a bailarinas más jóvenes que me pregunten sobre esto: sonrían, pongan empeine y estiren la pierna, relató.

Siempre recordaré eso, especialmente cuando haga mi primera Giselle, sostuvo y confesó que cada día de su vida aprende algo nuevo sobre la profesión y hasta de cosas que no imaginaba poder hacer.

La joven de 34 años de edad reconoce que aún está aprendiendo y creciendo como artista y, dentro del repertorio danzario, prefiere las obras que cuentan una historia y, sobre todo, los roles dramáticos; porque le permiten conectar con otras bailarinas, otras mujeres, a la hora de experimentar el amor o la tragedia.

Julieta es mi papel favorito actualmente, pero quizás Giselle será mi nuevo rol favorito, especuló.

Al decir de Copeland, el ABT como compañía nacional es una fabulosa representación de muchas culturas y le parece increíble ser parte del conjunto donde -lejos de los mitos instaurados por el cine- ella se siente como en familia y no existe la voraz competitividad que se achaca en las películas.

La gente piensa que hay una enorme competencia entre los bailarines, pero ciertamente uno es más competitivo consigo mismo que con los demás, y muchos de nuestros temores están relacionados con envejecer, lesionarse o, quizás, perder la pasión, describió la artista que en marzo de 2017 publicará su tercer libro de experiencias en la carrera.

Dos meses después, debutará en Don Quijote, el 16 de mayo, y en Giselle, el día 26 del propio mes, en Nueva York.

Misty Danielle Copeland nació el 10 de septiembre de 1982 en Kansas y tiene sangre africana, alemana e italiana en sus venas.

Por su tardío inicio en la danza, a la edad de 13 años, algunos se refieren a ella como un prodigio: solo seis años después logró ingresar al cuerpo de baile del ABT y en 2007 alcanzó el rango de solista hasta mediados de 2015, cuando fue promovida a la máxima categoría de Principal Dancer.

También, se reconoce en ella a una excelente oradora pública que ha sabido promocionar su carrera en los medios de prensa, tiene un documental sobre los retos en la danza, dos libros autobiográficos y hasta una línea propia de muñecas Barbie.

Por eso a nadie le extrañó el gran acompañamiento mediático en La Habana, pues si a algo ha dedicado el tiempo ha sido a realizar campañas en los medios de prensa, y participar en publicidades de T-Mobile, Dr. Pepper y Seiko, entre varias marcas.

El pasado año, la revista Time le dedicó una portada tras nombrarla como una de las 100 personas más influyentes en el mundo.

La visita de Copeland a Cuba formó parte de los programas impulsados por las autoridades de ambos países con el fin de estimular las relaciones culturales entre los pueblos.

Sus varias deudas escénicas parecen no preocuparle, incluso muchas de ellas serán pasto para futuros libros y documentales.

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