Hollywood y el trance de los clásicos animados

Hollywood y el trance de los clásicos animados
Fecha de publicación: 
20 Noviembre 2016
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Un poco antes, en 2010, el emporio había dado las primeras señas de los derroteros cinematográficos para los próximos años, entre cuyos planes se incluía la adaptación de sus clásicos animados en filmes de acción real.

Con el éxito comercial de Alicia en el País de las Maravillas, secuela del largometraje homónimo de 1951, se inició una tendencia que adquiere dimensiones significativas, muy a pesar de la crítica cinematográfica.

Siguieron Caperucita Roja y Cenicienta, aderezadas con las señas del romance adolescente más contemporáneo, por si alguien se quejaba de la originalidad, y también Peter Pan y Jack y las Habichuelas mágicas.

Tal vez por el hecho de ser el primer largometraje animado de la compañía, Blancanieves sucumbió a los deseos de más de un realizador, ya de Disney o de otra casa productora, y su argumento ha servido de base para media decena de adaptaciones con actores de carne y hueso.

Sólo en 2012 se sucedieron tres estrenos sobre la historia de los hermanos Grimm en las cuales el rol de la malvada madrastra adquirió los tintes protagónicos, incluida una versión silente de factura española, encarnado por Charlize Theron, Julia Roberts y Maribel Verdú.

Fue en el corriente año cuando se conocieron las dimensiones reales de esta predisposición, extendida en 16 nuevos filmes, eso sí, con las nuevas posibilidades tecnológicas.

El estreno en abril de El libro de la selva fue la primera demostración exitosa de estas ansias de conversión que apelan además a la nostalgia de los públicos.

Cierto es que las nuevas técnicas y formatos audiovisuales del filme devolvieron un metraje excepcional e hiperrealista aunque sin la espectacularidad de la banda sonora del original de 1967.

La avalancha de adaptaciones al cine real la integrarán producciones como La Bella y la Bestia, próxima a su estreno, así como El Rey León, Aladino, Mulán, Cruela de Vil o Dumbo, este último en manos de Tim Burton, reconocido por su excéntrico toque.

Existe, sí, el riesgo de sobresaturar a los públicos con un argumento más que conocido y poco revelador.

Que un gran estudio cinematográfico puede reciclar sus clásicos para dar inicio a una nueva era en detrimento de propuestas más innovadoras, o al menos, originales, eso ya se sabía; que la vida está llena de paradojas, también.

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