CRÍTICA DE CINE: El diario de Bridget Jones (III)

CRÍTICA DE CINE: El diario de Bridget Jones (III)
Fecha de publicación: 
15 Noviembre 2016
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¿Saben lo que me duele? Que la actriz Renée Zellweger haya ganado un Oscar por Cold Mountain (2003), haya sido alabada hasta la máxima potencia por la crítica por su actuación en Chicago (2002) y, sin embargo, en el imaginario popular sobresalga más que todo por su personaje de Bridget Jones.

Qué se le va a hacer. Así de azarosa es la fama.

Tanta nostalgia ha provocado la comedia británica El diario de Bridget Jones (2001), que a quince años de su éxito han sacado una tercera parte. Sé que algunos de ustedes dirán: ¿Tercera parte? ¿En qué momento me perdí la segunda? Bueno, la segunda existió, pero no se recuerda demasiado… fue un desastre comercial. Si la primera invirtió 25 millones y recaudó 80, la segunda invirtió estos números. No obtuvo tampoco la aclamación y la popularidad de su cinta precedente. (Quizás por eso se han demorado tanto en hacer esta tercera entrega, que vuelve a estar a cargo de la directora de la primera, Sharon Maguire).

El retorno de Bridget en El bebé de Bridget Jones, que es el título en español de esta tercera parte, tiene que ver con la nostalgia que provoca la primera. Teniendo en cuenta esto, Sharon Maguire no teme repetir por completo las mismas situaciones, los mismos tópicos y hasta los mismos actores, o sea, Colin Firth, James Callis, Celia Imrie, Sally Phillips…

Se trata de contar lo mismo sin que se note. Pero sí se nota. Lo que pasa es que a nadie parece importarle. Los fervientes admiradores de Bridget Jones, como todos los buenos devotos, lo son incondicionalmente. Por eso obvian lo largo de la cinta y la reiteración de la misma torpeza de Bridget, quince años después… incluso perdonan que la cara de Renée Zellweger esté tan operada, que duela verla en los primeros planos.

Hay un actor que no se repite en esta tercera parte y es Hugh Grant. En su lugar, el triángulo amoroso entre Colin Firth y la Zellweger lo completa Patrick Dempsey, ese cuarentón que vio la fama gracias a Anatomía de Grey y que, por cierto, se inserta con soltura entre los personajes que lo rodean en la cinta.

Hasta aquí la punta del iceberg de Bridget. Pero ¿qué habita en las profundidades de esta cinta? El bebé de Bridget Jones cuestiona los modelos convencionales de familia y los roles sociales de género dentro de esta. No le interesa demasiado juzgar o cuestionar (es una comedia, después de todo), pero sí mostrar que el mundo está en constante cambio con respecto a lo que es correcto y loable. Toca temas como la adopción dentro del matrimonio gay, la mujer y su lucha por la igualdad…

También menciona cómo se ha insertado internet en la búsqueda de parejas en la actualidad. Incluso el filme se permite incluir, sin ánimo de ofender a nadie, el por qué continúa siendo el apellido paterno el primero en el nombre de los hijos.

La sociedad está cambiando. La Bridget Jones de hace quince años vivía en un mundo distinto al de ahora. Y aunque el ser humano siempre ha sido y será el mismo en esencia, la misma nostalgia que lo lleva a visionar la tercera parte de la historia de esta chica torpe con dilemas amorosos, lo llevará a pensar en el discurso social que, como trasfondo, ofrece Maguire. No para estar o no de acuerdo. No para generar o no polémica. Solo para pensarlo. Que no es poco.

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