Michaela de Prince emociona en escena y se despide de Cuba

Invitada especial del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, la joven, originaria de Sierra Leona, demostró su preciosismo técnico y un amplio sentido interpretativo, dotes que la coronaron como una de las mayores atracciones de la noche.

Con música de Boris Asafiev, y una coreografía original de Vasily Vainoven con versión de Alicia Alonso, el pas de deux de la obra deslumbró por la compenetración de estos dos artistas en escena, símbolo de lo que la cita representa para la comunidad danzaria foránea.

Asimismo, el coliseo capitalino vibró con la ejecución del cubano Javier Torres, quien protagonizó La Muerte de un cisne, una creación de Michel Descombey, sobre la original de Camille Saint-Saens.

En esta ocasión, Torres encarnó a un personaje que, desde una visión neorromántica, siempre ha estado representado por una fémina, rompiendo con la célebre miniatura tradicional estrenada por Anna Pávlova en 1905.

Minutos después, Cuba y Mongolia estrecharon lazos a través de Migración, un estreno en La Habana que puso en escena el talento de la cubana Ginett Moncho y Dugaraa Altankhuyag, figura principal del Ballet Nacional del país asiático.

Ambos, unidos por la nostalgia, las despedidas y los futuros inciertos dialogaron cuerpo a cuerpo con una audiencia ávida de propuestas contemporáneas, donde confluyan elementos de la danza clásica y moderna.

En otros momentos de la noche, el público pudo disfrutar de obras como Raymonda, El corsario, Solera y Black Milk, estas últimas a cargo de Irene Rodríguez y la compañía Les grands ballets canadiens, respectivamente.

El Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, previsto hasta el próximo día seis, cuenta con la participación de artistas de 16 países.